¿CÓMO VIVÍAN LOS TEHUELCHE?

 


🐎 ¿CÓMO VIVÍAN LOS TEHUELCHE?

Los tehuelche no se alimentaban solo con el producto de la caza: también de la recolección y, algunos grupos, de la pesca. Encontraban agua dulce en la costa del mar haciendo pozos en los médanos, donde se acumulaba el agua de lluvia. Si bien el guanaco y el choique eran la base de su dieta, también se alimentaban de aves como el pingüino, el biguá; mamíferos como cuises, ratones, jaguares, pumas y zorros.

La recolección era muy importante para su vida y su alimentación. Recogían raíces, frutas y bulbos para alimentarse, algunos de los cuales hacían hervir o los molían previamente para hacer una especie de torta. A veces asaban la comida, o la cocinaban con piedras calientes. Con las tripas rellenas con sangre preparaban una especie de morcilla. La grasa sobrante la embolsaban y la guardaban en lugares seguros para utilizarla después.

En general desechaban toda aquella carne que no tuviera grasa, la que quedaba tirada en el campo. Y los animales flacos directamente no llamaban su atención.

¿Por qué? Porque su alimentación necesitaba las calorías de las partes gordas, para soportar las inclemencias del frío patagónico, al que sus cuerpos estaban perfectamente adaptados.
Estaban muy bien alimentados. Eran muy sanos y podían caminar muchos kilómetros sin detenerse. Conocían perfectamente las propiedades de cada vegetal, de cada piedra, de cada líquido, de la madera de cada árbol. Y de allí se proveían para su vida cotidiana: de las salinas extraían la sal que les permitía conservar la carne, con la arcilla de algunas lagunas hacían jabón. Se lavaban el pelo con su propio orín fermentado. Todas las veces que el clima lo permitía se bañaban: en general eran mucho más limpios que los españoles y los criollos.

El toldo de los tehuelche estaba formado por una gran cantidad de pieles de guanaco, cosidas y estiradas sobre filas de estacas con horquetas en su extremo superior. Su vestimenta era un manto de cuero de guanaco, cosido con tendones del mismo animal o de avestruz, conocido como “quillango”.

Los hombres se ocupaban de la caza, de las armas y, cuando conocieron el caballo, de las cabalgaduras.

Casi toda la actividad posterior a la caza estaba a cargo de las mujeres. Ellas preparaban la comida en el fogón. Se ocupaban por lo general de las tareas de recolección, de la costura de los mantos, de la preparación de trampas para cazar animales pequeños, de la cestería, de los elementos de adorno. También transportaban el toldo y los utensilios de uso diario.
Los niños jugaban a imitar las actividades que realizaban sus mayores como la caza, con boleadoras de juguete que los iban entrenando en la actividad. Jugaban con muñecos, que confeccionaban con huesos y piel de ñandú.

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