En defensa de las universidades públicas.

 


Las Luchas en defensa de las universidades públicas

                                                                  Las universidades argentinas son atípicas, incluso en nuestra Latinoamérica. Las mismas constituyen el grupo de las pocas que tiene gratuidad en el cursado, situación que comparte con países como Uruguay, Cuba, Nicaragua y varias de Brasil, entre unos pocos casos. Además, poseen ingreso irrestricto, condición compartida con las universidades uruguayas, pero casi inexistente en el resto. Por ejemplo: para ingresar a las universidades brasileñas todx estudiante tiene que aprobar una rigurosa selección denominada vestibular o el ENEM (examen nacional de enseñanza media). En ambos casos se trata de un examen muy riguroso, con tendencia a que lo aprueben estudiantes provenientes de clases altas y clases medias altas, que realizaron sus estudios en secundarios privados de alta gama –los primeros-, o en secundarios públicos –los segundos- y que simultáneamente realizaron un curso –de tres años y bastante caro- orientado a aprobar esos exámenes. En síntesis: lxs jóvenes que no lo aprueban, si son de clase media pueden aspirar a estudiar en una universidad privada de aranceles caros; lxs de clase trabajadora quedan excluidxs de la enseñanza superior. Cuando uno recorre los pasillos de las universidades públicas brasileñas encuentra más estudiantes de origen japonés –que poblacionalmente constituyen el 1 % de la población- que afrodescendiente – más del 17 % de la población brasileña-.  

Empero, esa política de inclusión de las universidades argentinas, es acompañada de un constante nivel de excelencia. Revisemos una estadística: América Latina tiene 17 premios Nobel, Argentina es quien más lo ha ganado. De los 5 premios Nobel de nuestro país, todos los ganadores del mismo se formaron en universidades públicas argentinas. Tampoco debemos olvidar que las universidades públicas argentinas, en particular las más antiguas como la UBA, la de La Plata, Córdoba, Cuyo, etc., también sostienen y gestionan hospitales públicos, centros bioquímicos, laboratorios, etc. Son muchos los argumentos por los cuales debemos defender a las universidades públicas en Argentina. Es mucho lo que hemos recibido de ellas, y merecen ser financiadas con recursos del Estado, incluso aumentar los recursos, para las nuevas generaciones.

Perdón, me había olvidado de contar: mi padre y mi madre - familia campesina de un recóndito paraje rural entrerriano-, sólo estudiaron hasta el 4to grado de una escuela primaria rural, ¡Nunca pisaron una universidad!; empero 5 de sus hijxs – esos gringuitos y gringuitas que fuimos a la escuela en una yegua baya-  pudimos estudiar y recibirnos en universidades públicas.

  BEL, Rolando Bel (FAHu, UNKO)

Entradas populares