4 de abril. Carlos Fuentealba.

 a 16 años del asesinato del maestro Fuentealba.


Escarbamos este 4 de abril, a 16 años del asesinato de Carlos Fuentealba en esa disputa que nos propone la memoria y la desmemoria. Indagamos, buscamos, revolvemos desprolijamente. Recordamos que Carlos era antes que nada obrero y proletario con conciencia de clase. Que, además, era maestro, y profe del 69 entre otras escuelas y tareas. Compañero de Sandra, Padre, Hijo y Hermano. Vecino, compañero y militante. Recordamos, además que Carlos Fuentealba era discutidor, escuchaba, debatía y reflexionaba. Enseñaba y aprendía. Que allá por el 2007, militó y participó activamente en la lucha en defensa de la educación pública durante la huelga docente de aquel año. Recuerdo, además que, en la jornada del 4 de abril, el gobernador de entonces (Sobisch) dio la orden de Reprimir a esa movilización de trabajadoras y trabajadores de la educación. Que la Justicia liberó la zona. Y que la policía provincial en Neuquén lo asesinó. Pasaron 16 años y el dolor y la ausencia continua, pero también Carlos Fuentealba es semilla y raíz vigente, Maestro de la Lucha y el Reclamo y la Memoria.


Nos hieren.

Nos hieren. Cada 4 de abril desde hace ya 16 años, nos hieren. A todos nos hieren: al que estuvo allí, corriendo entre las espinas para escapar de las bocas espumosas de los lobos, de esos lobos tan carnívoros contra el pueblo y tan sumisos con las manos que les arrojan las sobras del banquete del poder. A todos, a todas nos hieren: al que esperó al costado de la ruta; al que vino después; al que todavía no había llegado a la docencia...A todos, nos hieren.
Nos arrebatan; la dignidad de nuestro trabajo; la felicidad de nuestro compromiso. Nos arrebatan -a los garrotazos- el grito que denuncia el hambre. Nos arrancan de nuestras vidas las vidas necesarias para la lucha. Pero las vidas necesarias se resisten al saqueo: porque sus gritos se instalan en nuestras entrañas; porque sus voces son hoy las voces de la memoria. Cuando la garra del verdugo arrebata, deja los surcos de la herida nuestra carne.
Nos insulta, a cada uno de nosotros, a cada una de nosotras, como cada 4 de abril desde hace ya 16 años, de lucha, 16 años de espera interminable; 16 años de justicia detenida en una temporalidad que parece dar vuelta la cara a nuestra sangre vertida para quedar mirando al amo impune, nos insulta a todos a todas la cara dura del defensor, la mueca desdeñosa del fiscal; el gesto servil y complaciente del juez y la jueza; los labios relamidos en la burla del verdugo. Nos insulta ver al marionetista tratando de esconder cínicamente los hilos que aún penden de su mano; los hilos aún tensos en las hachas de antiguos verdugos y de verdugos nuevos. Nos insultan a todos a todas. Y el insulto parece vinagre en los surcos abiertos de las heridas del arrebato.
Nos matan. Cada cuatro de Abril –a cierta hora fatídica de la mañana- desde hace ya 16 años, Nos matan. Vamos todos a bordo de ese auto: en cada audiencia judicial, desde hace un tiempo inexistentes, en que recibimos la bofetada de la justicia, nos mata saber que los eslabones están sueltos formando otras cadenas: Poblete tiró del gatillo; sabemos quién tiró de Poblete; sabemos quién tiró del que tiró de Poblete. Sabemos que el último eslabón tiene el nombre del marionetista, del orquestador, del que hizo posible que hoy nos hieran, que nos maten, hoy, como cada 4 de abril desde hace ya 16 largos y agónicos años.

Seba Alegre -Viento del Sur-
CARLOS FUENTEALBA
2007-4DE ABRIL-2023



"Carlos Fuentealba es un muerto incómodo. Lo sepultan una vez, y otra vez, y otra, y nada. Ahí sigue...Tengo la sospecha de que esta porfiada resurrección no educará a sus asesinos, que ignoran la decencia y desprecian la docencia. Pero tengo la certeza de que ayudará a confirmar, que no hay impunidad que sea eternamente impune."
Eduardo Galeano


'CREO": (un poema de Carlos Fuentealba)
Hay un camino
para cada ser humano
no somos todos iguales
hay que transitarlo
con mucha confianza
y respetando el camino
del que está al lado
sin egoísmo, humildemente,
sencillamente, hacer.
O no hacer pero
enfrentarlo todo.
Analizándolo, escuchando,
criticando, pero estar.
Ser uno, pisar la tierra
de nuestro "camino"
saborearla, catarla,
beberla, "chuparle el
tuétano a la vida".
Sin miedo, sin egoísmo.
No pensar si salir bien o mal,
hacerlo, después vemos.





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