Masacre de Napalpí - Memoria, verdad, justicia.
Nunca está de más señalar que la conformación del Estado en Argentina se configuró en torno a un modelo en el cual coexistió una expansión de una frontera agropecuaria y también una frontera política-militar como empresa de dominación, conquista y colonización, siempre con la presencia de la violencia estatal, como sucedió una mañana del 19 de julio del año 1924 cuando cientos de Qom y Moqoit fueron masacrados en Napalpí, Chaco. Dicho esto, hay que decir que la Matanza duró varios días, con la policía y gendarmes siguiendo a los sobrevivientes por el monte, asesinando niñxs, ancianxs, violando y mutilando y enterrando en fosas comunes a lxs muertxs; pero claro, durante muchas décadas la historia oficial la presentó como un exceso nomás, uno más, llevado a cabo por una fuerza represiva del Estado ante un reclamo de trabajadorxs pertenecientes a pueblos preexistentes. Fuerza represiva que operó como disciplinadora de la fuerza de trabajo como tantas otras veces. Napalpí de a poco, muy de a poco empieza lentamente a abandonar esa larga historia de masacres invisibilizada por la historia oficial y que conforma la genealogía del olvido en este país. Cómo señala el escritor Marcelo Valko; "es lento pero viene".