Las maestras piqueteras
Las maestras piqueteras
Notas sobre
Cuando fuimos a la huelga / No vino ni
Y por eso nos hicimos / Las maestras piqueteras.
(Cántico
de los trabajadores neuquinos de la educación)
A nosotros nos han agarrado piquetes
en todos lados:
Salta … ¡¿pero
piquete de maestras?!!!
¡Esto no lo vimos en ningún lado!
(Testimonio
de un camionero, Rincón de los Sauces, 2006)
Tengo que denunciar a esas maestras y profesores que
hacen política en las escuelas.
(Fragmento
de un discurso de Jorge Sobisch, ex Gobernador de Neuquén)
(Escena:
un joven que atraviesa a pie un piquete
de
trabajadores de la fruta, entrevistado por un periodista)
Periodista:
¿Qué opina del corte de la ruta? ¿Le
genera muchas molestias?
Transeúnte:
Estoy de acuerdo: soy docente.
A modo de introducción
¿Quiénes son esas “maestras que
cortan rutas”? ¿Qué organización las aglutina? ¿Qué piensan? ¿Qué sienten?
¿Cómo se ubican en el escenario político, social y sindical? En las páginas que
siguen intentaré bosquejar una tentativa de respuesta a estos interrogantes.
Los trabajadores de la educación del Neuquén y la
“contracultura de la protesta”
En este contexto de lucha social,
los docentes y su organización sindical, ATEN, han ocupado y continúan ocupando
un lugar central. Y no se puede entender la historia de ATEN fuera de este
contexto, que en otro trabajo he caracterizado como el desarrollo de un
auténtica “contracultura de la protesta”.[4]
Con ello quiero significar que en Neuquén se ha desarrollado un socialmente minoritario
pero numeroso segmento social, cuyos miembros, así como las organizaciones que
han creado, comparten una serie fundamental de valores y de prácticas, al
tiempo que mantienen entre sí una intensa simbiosis y una profunda interacción;
más intensa y profunda en términos relativos de lo que es posible observar en
otros sitios. Los vínculos entre cristianos y marxistas, peronistas y
marxistas, autonomistas y trotskistas, dirigentes sindicales y partidos de
izquierda, docentes y estatales, ceramistas y docentes, militantes
estudiantiles y organizaciones sindicales, etc., son en Neuquén especialmente
estrechos, y las acciones comunes más habituales que en otros lugares. Ciertos
círculos o ámbitos sociales (Central de Trabajadores de
Varios son los
factores que han confluido en la conformación y desarrollo de esta auténtica
contracultura. Los más importantes son los siguientes:
1)
La presencia de exiliados
chilenos, buena parte con antecedentes militantes, a partir del golpe de Estado
de 1973.
2)
Los “exiliados internos” que
hallaron refugio en la provincia patagónica durante
3)
El carácter “progresista” de
4)
La hegemonía política del
Movimiento Popular Neuquino (MPN), en el poder desde hace más de cuarenta años,
fenómeno que ha abroquelado a la contracultura en la oposición (a diferencia de
otros lugares, en los que la alternancia política ha facilitado fracturas entre
sectores políticos-sociales equiparables a los de Neuquén, divididos en
relación al apoyo o la oposición a los distintos gobiernos).
5)
La concentración de más de la
mitad de la población de la provincia en
Al interior de esta contracultura
los trabajadores de la educación ocupan un lugar sumamente destacado. Pero es
imprescindible señalar que esta importancia reside tanto en las acciones materiales y la presencia simbólica de
Ahora
bien, ninguna de estas organizaciones es una dependencia de ATEN ni posee
vínculos orgánicos con el sindicato de los trabajadores de la educación (aunque
sí relaciones de
solidaridad más o menos fraternales). Pero militantes de derechos humanos,
feministas, lesbianas, redactores antisistémicos, militantes izquierdistas,
músicos, actores y plásticos “comprometidos”, comparten entre sí su afiliación
a ATEN y la participación asidua en las movilizaciones, asambleas, piquetes y
demás actividades organizadas por el sindicato. Esto establece una diferencia
notoria entre los trabajadores de la educación y otros colectivos laborales. El
sindicato de los judiciales (SEJUN), por ejemplo, se destaca por impulsar
actividades culturales; y la reciente creación de la fuerza política Unión de
los Neuquinos (UNE), ha tenido en ATE y la dirigencia de
Estas características hacen que la
vida interna de ATEN posea ciertos rasgos peculiares, entre los que destacan la
abundancia de listas internas, las diversas agrupaciones que han tenido y
tienen responsabilidades de conducción, y el hecho de que todos los partidos de
izquierda posean una agrupación docente. Esto es tanto o más notorio cuanto que
la mayoría posee muy pocos activistas en los otros sindicatos combativos, y
casi ninguna presencia fuera de los sectores sociales y sindicales que integran
la contracultura. Desde este punto de vista (pero no desde otros) ATEN se
parece más a un centro de estudiantes -en el que conviven diferentes fuerzas
políticas y todas las tendencias radicalizadas encuentran espacio- que a un
sindicato. El contraste con ATE (hegemonizado desde siempre por la lista Verde,
y con una muy exigua presencia de listas opositoras) es notorio.
ATEN
por dentro
Desde el punto de vista de su
estructura organizativa ATEN es un sindicato único que pretende aglutinar a
todos los trabajadores de la educación, incluyendo diferentes niveles y
modalidades (inicial, primario, secundario y terciario; técnicas, artísticas,
comerciales, etc.), diversas actividades (docentes, auxiliares de servicio, administrativos)
y tanto a trabajadores activos como jubilados, así como a empleados del Estado
(la abrumadora mayoría de los educadores de Neuquén) y de entidades públicas de
gestión privadas.[7]
En cierto modo, podría decirse que
ATEN es un sindicato de izquierdas. En un sentido amplio del concepto de
izquierda, por supuesto, pero también muy significativo. Decir que es un
sindicato de izquierdas no significa que sus dirigentes pertenezcan a la
izquierda partidaria. Significa, eso sí, que sus conducciones se ubican desde
hace tres lustros en la izquierda del espectro político y sindical y, sobre
todo y fundamentalmente, que son los miembros de la “izquierdista”
contracultura los que ejercen la hegemonía en la vida sindical, los que
orientan la vida del sindicato. Esto es muy importante por varias razones. A
diferencia de otras organizaciones, en las que ocasionalmente la izquierda
puede alcanzar la conducción pero el grueso de la base mantiene posiciones más conservadoras,
en ATEN un alto porcentaje de los afiliados y la mayor parte de los numerosos/as
activistas y militantes posee una inclinación de izquierdas. Esto hace que el
sindicato tenga un perfil “rojo” aun cuando las agrupaciones explícita o
partidariamente izquierdistas no ejerzan la conducción. La comparación con el
sindicato docente rionegrino, UNTER, es ilustrativa. Durante varios años
Activismo:
La inmensa mayoría de los activistas, militantes y delegados de ATEN son
opositores a los gobiernos provincial y nacional (cosa que no ha cambiado desde
la llegada de los Kirchner al poder), como así también a la conducción de
CTERA. Curiosamente, de hecho, en la actualidad la agrupación Celeste prácticamente
ha desaparecido, y buena parte de los “cuadros” y “militantes” celestes que
continúan actuando (aunque ahora más bien como activistas “sueltos”, más que
como miembros orgánicos de una agrupación), tienen en Neuquén posiciones mucho
más a la izquierda de lo que es usual en los representantes celestes del resto
del país. La presencia de militantes de partidos de izquierda es especialmente
fuerte, y algunos ocupan cargos de responsabilidad en algunas seccionales,
aunque en líneas generales la izquierda partidaria no posee una fuerte
inserción en los círculos dirigentes.
Orientaciones
político-sindicales: Hay toda una batería de posicionamientos políticos de
ATEN que lo ubican a la izquierda del espectro político. Dentro de Neuquén se
ha colocado con claridad como una fuerza opositora a los gobiernos (todos del
MPN, si excluimos los últimos meses de la dictadura militar) desde su
fundación. Su compromiso con la defensa de los derechos humanos ha sido
igualmente fundacional y consecuente. La organización no ha mantenido, como
tal, relaciones con los partidos políticos “burgueses” de la oposición (como el
PJ y
El perfil político
de las agrupaciones internas es indicativo del radicalismo de la organización.
La agrupación Celeste, como se dijo, prácticamente carece de existencia: hoy
solamente dirige las pequeñas seccionales de El Chañar y Loncopué, y su
presencia en la capital es mínima. La conducción provincial se halla actualmente
en manos de
Dentro del Estado, pero en contra…
Para entender el peculiar y persistente radicalismo político-sindical que caracteriza a ATEN es imprescindible tomar en consideración la influencia genérica de la cultura de la protesta. Pero esto por si solo no es suficiente. Es necesario agregar algunas características del sistema político y del Estado neuquino, así como de su estructura económica. Ya se hizo mención a la hegemonía política del MPN. Ahora es necesario añadir que la misma descansa en una economía de enclave petrolero, caracterizada por la existencia de una exigua burguesía local (las empresas petroleras no son locales) independiente del poder estatal; y por un Estado que es de hecho el principal agente económico: por sí solo ocupa a un tercio de la población económicamente activa. Así, se ha conformado una estrecha simbiosis entre el MPN y el Estado; hasta el punto de que algunos investigadores llegan a habla de un Partido-Estado.[14] Ahora bien, el Movimiento Popular Neuquino se caracterizó siempre por la práctica en gran escala del clientelismo político, y durante muchos años en un contexto de gran riqueza. El sistema educativo, sin embargo, por su método de ingreso laboral (las asambleas de cargo, basadas en el puntaje asignado por una junta de clasificación a todos los postulantes), constituye, junto al sistema de salud, el único enclave estatal en el que las prácticas clientelares no tienen cabida (al menos en gran escala). No es casual que hayan sido estos sectores los más combativos de los últimos veinte años. A esto hay que agregar que, más allá de la construcción de edificios escolares, las distintas administraciones emepenistas nunca dieron ninguna importancia a la educación en términos sustantivos, y que la han visto más bien desde prismas conservadores. Ni las preocupaciones político-pedagógicas de las autoridades rionegrinas –lo que las llevó a implementar el progresista Ciclo Básico Unificado -CBU-, que influyó en el desarrollo y las preocupaciones profesionales de los educadores- ni sus persistentes aunque no siempre consistentes intentos por cooptar a los docentes y/o negociar amablemente con ellos, tuvieron nunca un correlato semejante en Neuquén.[15] La política educativa del Estado neuquino ha tenido históricamente tres características: a) construcción de edificios (abundantes pero no siempre suficientes), b) limitar todo lo posible el gasto en salarios docentes, c) indiferencia por lo pedagógico. El reverso de esto fue un sindicato igualmente poco ocupado y preocupado por las cuestiones pedagógicas, e inclinado hacia tácticas cada vez más confrontativas. La escasa voluntad de negociación con los educadores demostrada por las distintas gestiones del MPN favoreció la radicalización sindical, dejando poco espacio para corrientes de tendencias más conciliadoras e inclinadas al acercamiento con la autoridades estatales. El eclipse de la agrupación Celeste indudablemente está vinculado a este fenómeno. Por otro parte, la radicalización sindical hacia la que empujaba la terquedad gubernamental se veía favorecida por la existencia de la cultura de la protesta. En estas condiciones, los trabajadores de la educación se volvieron el sector social más hostil para el MPN, que entre los docentes no puede ejercer masivamente el clientelismo político que practica con casi todos los restantes sectores sociales, y que le asegura la permanencia en el poder. Es imposible evaluar qué grado de “éxito” hubiera alcanzado el gobierno neuquino de impulsar políticas más negociadoras para con los docentes, pero se puede decir que, de haberlas tenido, es difícil que se hubiera consolidado ATEN como una organización tan homogéneamente combativa. Porque aquí reside otro de los fenómenos curiosos de este curioso sindicato: posee una enorme cantidad de listas y corrientes internas, pero prácticamente todas son de perfil combativo.[16] No es exagerado decir que las corrientes “moderadas” dentro de ATEN, pasarían por “super-radicalizadas” en otros sindicatos, incluidos algunos sindicatos docentes.[17]
La compleja interacción
Que ATEN es un sindicato de izquierdas no significa en
modo alguno que la inmensa mayoría de los docentes adhieran conscientemente a
esta franja político-ideológica. Por supuesto, no es así. El primer dato a
tener en cuenta es que entre el 50 y el 60 % de los aproximadamente 17.000
trabajadores de la educación se hallan sindicalizados; un alto porcentaje, es
verdad, pero que implica que cerca de la mitad de los educadores está afuera de
la organización. Como es obvio, existe una correlación positiva entre
izquierdismo político y afiliación sindical. Los sectores más individualistas,
conservadores y cercanos política, social o ideológicamente al MPN son por lo
general no-afiliados. Esta masa de trabajadores, sin embargo, no ha logrado
constituir ningún tipo de organización alternativa, y el hecho decisivo es que,
aún entre los no-afiliados, ATEN ejerce hegemonía.[18]
Sólo así se explica que siempre la lista gremial se haya impuesto a la “lista
independiente” en las elecciones (obligatorias) para Consejeros Escolares y
Juntas de Clasificación; y que algunas huelgas (no todas) hayan tenido índices
de acatamiento superiores al 80 %, y a veces del 100 %.
El
grueso de esta militancia independiente es política e ideológicamente de
izquierdas, y en buena medida anti-capitalista. Una parte carece de
experiencias políticas formales previas; otra registra en el pasado algún tipo
de pertenencia partidaria (son particularmente numerosos los ex-militantes del
MAS[19]).
Su relación con los partidos de izquierda, sin embargo, es compleja y
crecientemente tirante, por momentos incluso hostil. Sucede que buena parte de
esta militancia encarna un modelo de construcción política divergente. Mientras
que el grueso de los activistas de la nueva izquierda independiente tienen una
“orientación de masas”, se preocupan por la construcción de organizaciones
sociales amplias y fuertes, y piensan en términos de bastos colectivos
sociales; las organizaciones partidarias se orientan hacia la “vanguardia”, les
preocupa la construcción del partido muchísimo más que la de organizaciones de
masas (a las que conciben en términos instrumentales), y piensan en términos de
elites o minorías políticas.[20]
La cultura militante característica
de ATEN debe ser destacada. Es un fenómeno tanto más llamativo cuanto que las
agrupaciones dirigentes (como
El camino del piquete
La historia de ATEN puede ser dividida en
varios períodos. De
No se puede decir que el proceso de
radicalización haya llegado a su fin; aunque sí es posible detectar diferentes
etapas y dos picos de movilización: 1997 y 2007.
Desde un punto de vista formal,
luego de 1997 no se frenó ni revertió el curso hacia la radicalización. De
hecho, Liliana Obregón (por entonces máxima representante de la izquierda
dentro de ATEN) llegaría a la secretaría general de la organización, al
imponerse el Frente Granate en las elecciones internas de 1998. Sin embargo, el
sindicato había entrado en un proceso de desmovilización. Aunque ATEN no
abandonó la exigencia de derogación de
La derrota de 2003 -luego
de 34 días de huelga y 11 días de corte de puente el sindicato debió retornar
al trabajo sin haber conseguido ninguna de sus demandas (ni siquiera el no
descuento de los días caídos)- colocó a ATEN en uno de sus peores momentos
históricos, si no el peor. Las disputas internas habían degenerado por entonces
en un “círculo vicioso” que desalentaba a la militancia, alejaba del sindicato
a nuevas camadas de luchadores, y entorpecía el accionar de la organización.
Estancada en cantidad de afiliados, acumulando derrotas o pírricas victorias,
ATEN corría el riesgo de convertirse en una organización radicalizada, sí, pero
sin capacidad para ejercer la hegemonía sobre el magisterio. En fin, un
sindicato de militantes sin capacidad para aglutinar y movilizar al grueso de
la “base”. Por entonces se discutió mucho -intramuros- respecto de las acciones
de “vanguardia” y las acciones de “masas”; entre la vía del piquete o la
primacía de la huelga. La situación era delicada, porque el numeroso y
combativo activismo garantizaba la realización de acciones “duras”; pero se
corría el riesgo de que las mismas no gozaran del apoyo masivo de los
trabajadores de la educación, o que no concitaran la simpatía de la “comunidad”.
Si en 1997 se había aunado masividad con piquetes, lucha sindical con apoyo
social; en 2003 los piquetes fueron una especie de huida hacia delante, en un
conflicto que no conseguía elevados porcentajes de adhesión a la huelga ni
simpatías comunitarias.
Dos años y medio después de aquella amarga derrota, en 2006, ATEN volvió a lanzar un fuerte plan de lucha. Menos dividido internamente que en 2003, con sus dos principales dirigentes -Marcelo Guagliardo a nivel provincial, y Daniel Huth en la capital- dando constantes muestras de unidad, el sindicato declaró el paro y ganó las calles con una militancia plenamente consciente de que esta huelga debía arrojar un resultado positivo sí o sí. De lo contrario el prestigio de la organización, ya dañado, podría arruinarse gravemente, dando aire a los sectores desencantados de las estrategias de confrontación, favoreciendo las actitudes individualistas, e inclinando el fiel de la balanza excesivamente hacia el lado de la patronal. El conflicto de 2006 no logró, empero, un alto acatamiento permanente a la huelga por tiempo indeterminado (aunque los días de movilización la adhesión alcanzaba o superaba el 80 %), pero volvió a mostrar la enorme capacidad de acción del activismo “ateniense”. Los piquetes volvieron a convertirse en la estrella de la lucha, esta vez iniciados de manera autónoma por los trabajadores de la educación de Rincón de los Sauces, imitados luego por los de Añelo, pero finalmente practicados por la organización de forma orgánica, enviando militantes a los más de veinte piquetes esparcidos en el “circuito petrolero”.[24] A diferencia de los piquetes anteriores -centrados en la capital y a los que una serie de cambios materiales y simbólicos habían tornado ya bastante inefectivos- los piquetes del 2006 tuvieron como objetivo afectar el “circuito petrolero”, esto es, las actividades laborales en los yacimientos. Por eso se concentraron en las pequeñas localidades del nordeste, en las que además las demandas docentes tenían gran respaldo popular, en buena medida porque los salarios del sistema educativo eran comparados con los relativamente abultados ingresos de los trabajadores del petróleo, mayoritarios en esa región. Estas acciones contaron inicialmente con el apoyo oportunista del sindicato de los petroleros privados -dirigido desde siempre por un burócrata sindical con mayúsculas: Guillermo Pereyra-, pero cuando este apoyo fue retirado y una “patota” desalojó el piquete instalado en Añelo, para luego dirigirse a desalojar los piquetes de Rincón de los Sauces, en esta última localidad se desató una verdadera pueblada. Los obreros petroleros, con o sin su sindicato, seguían “haciéndole el aguante” a las maestras: esas mujeres que se habían ganado el respeto de los duros entre duros, al “subirse a la ruta”.
La paralización de las actividades
en los yacimientos, sin embargo, no provocó el efecto que los más entusiastas
esperaban: la producción -automatizada- no se detuvo. Por esa razón ATEN
decidió apostar aún más fuerte, y resolvió bloquear la destilería de Plaza
Huincul. Los piquetes instalados en derredor de esta planta serían a la postre
desalojados por un operativo escandaloso, en el que una “patota” organizada por
militantes del MPN y servicios de inteligencia, con la “zona liberada” por
orden del propio Gobernador, y procurando torpemente camuflarse de obreros de
la construcción que pretendían llegar a su lugar de trabajo, arremetió
violentamente contra los trabajadores de la educación.[25]
Si bien los piquetes fueron desalojados, la burda maniobra no dejó bien parado
al gobierno, que pocos días después debió firmar un acta con ATEN en la que
satisfacía parte de sus demandas. La dirigencia sindical y el grueso del
activismo interpretó el resultado de la huelga como una pequeña conquista
económica y un gran triunfo político: hasta allí, Jorge Sobisch se había
caracterizado por aplastar a todos los movimientos sindicales.[26]
Como resultado de esta lucha, los activistas de ATEN regresaron a las escuelas
tostados por el sol de los piquetes y físicamente cansados, pero con la frente
en alto, como diciendo a sus compañeros y compañeras más recelosos: “vieron que
se podía”. Si con una huelga a penas parcial (una huelga “de la militancia”,
como muchos decían) se había conseguido un triunfo, ¿¡qué no se conseguiría con
una huelga masiva!? La huelga masiva estallaría al año siguiente.
No dispongo de espacio para adentrarme en las
vicisitudes de este conflicto, que por sí solo bien merece un libro.[28]
Baste con decir que tras la muerte de Carlos la huelga recrudeció, y que a las
demandas salariales se sumó el pedido de renuncia del gobernador Sobisch, y el
juicio y castigo de todos los responsables (materiales, políticos e intelectuales)
del crimen. Tras veinte días de acampe con piquetes alrededor de
En
medio de una situación muy difícil, el sindicato logró un acuerdo en un momento
bastante justo: ni demasiado temprano, cuando el extendido sentimiento de que
no se podía negociar con Sobisch hubiera hecho que cualquier negociación
implicara una grave ruptura interna; ni tan tarde como para que una huelga en
claro declive obligara a negociar en una posición de debilidad. Al arribar a un
acuerdo antes de que la ola huelguística decayera sensiblemente, en medio de
asambleas de 1500 personas en la capital, ATEN consiguió por primera vez en
muchos años abrir la puerta de las negociaciones sin medidas de fuerza
inmediatas (producto, sin embargo, de la enorme lucha de marzo-abril).[29]
Las discusiones y acuerdos de octubre, y los que actualmente se hallan en curso
(sea cual sea finalmente su resultado), son indicativos de algo que hacía años
no sucedía en Neuquén: que un gobernante reciba a los representantes de ATEN
sin esperar el desencadenamiento y desarrollo de una fuerte lucha. Si esto es
meramente una medida táctica del actual gobernador Sapag, o si indica un cambio
más profundo -producto de que los gobernantes han comprendido que no es posible
“domesticar” al magisterio y que la pura represión implica unos costos sociales
y políticos elevados e imprevisibles-, es algo pronto para saberlo. Pero ninguna
de las dos alternativas debe ser descartada.
Entre las consecuencias más
importantes de este conflicto, hay que mencionar la creación de
El gobernador Sobisch siempre visualizó a los
sindicatos combativos como su enemigo: para ellos sólo podía concebir una
política de “mano dura”. Ya en
A pesar de una larga y
costosa campaña (las más cara de la historia argentina en relación a los votos
obtenidos), en las elecciones presidenciales de octubre de 2007 Sobisch obtuvo
un patético el 1,56 % de los sufragios. Esta desastrosa perfomance electoral no
es poco lo que debe a la imagen de Sobisch como represor, nacionalizada luego
del los sucesos del 4 de abril. Es una ironía de la historia que su carrera
haya sido poco menos que sepultada por una huelga de los trabajadores de la
educación, aquél colectivo al que, en su fuero íntimo, visualizaba como su principal
enemigo.
Oteando el horizonte
Como ya fuera señalado, la
contracara de la beligerancia laboral de ATEN ha sido la escasa importancia concedida
a los aspectos intelectuales y pedagógicos de la actividad docente. Este es un
bache importante, que ha dificultado calibrar ajustadamente la importancia de
la lucha ideológica intrínseca a toda labor pedagógica. La importancia que
algunas corrientes menos combativas han dado a estos aspectos, favoreció en
Neuquén la instalación de la equivocada idea que las preocupaciones
profesionales y/o pedagógicas no son importantes para la izquierda.
Internamente, la aplicación del
Estatuto del Docente, virtualmente suspendido por unos tres lustros, ha
colocado a la orden del día la discusión sobre las enormes disparidades
salariales entre los trabajadores de la educación (una proporción de
El riesgo, ya planteado en el
pasado, de una combatividad con pocas huestes y escaso consenso social, sigue
estando presente. Hasta ahora ATEN lo ha sorteado con relativo y oscilante
éxito, pero no puede dar nada por seguro: el desafío de sostener y ampliar la
hegemonía sobre los trabajadores, así como conquistar el apoyo de la comunidad,
debería ser prioritario. En este terreno las dificultades para ir más allá de
una política de resistencia, hacen de la recaída en un sindicalismo corporativo
cada vez más encerrado en sí mismo una posibilidad siempre presente. La
historia de ATEN, sin embargo, es contraria a esta deriva, y es dable esperar
que en el futuro mantenga su curso radical y refuerce los aspecto más
hegemonistas y menos corporativos de su desarrollo.
Aquellos ideales con los que vivió y
por los que fue asesinado Carlos Fuentealba –igualdad, libertad,
anti-capitalismo, anti-consumismo y solidaridad- seguramente encontrarán entre
los educadores neuquinos muchas manos prestas a recoger la bandera y muchos
corazones dispuestos a continuar la batalla. Que así sea.[32]
Neuquén, abril de 2008
[1] En la última
década en
[2] Agrupación de estudiantes universitarios vinculada a
[3] La
investigación de estos movimientos apenas ha comenzado. Sobre el movimiento
estudiantil los únicos trabajos dignos de mencionarse pertenecen a J.
Etchenique, pero se concentran en los años setenta: «El movimiento estudiantil
universitario del Comahue (1970-1976)», Revista
de Historia, Nº 9, noviembre-diciembre de 2001, y, en una versión ampliada,
bajo el mismo título, en O. Favaro (coordinadora), Sujetos sociales y política. Historia reciente de la norpatagonia
argentina, Bs. As., CEHEPYC –
[4] A.
Petruccelli, Docentes y piqueteros. De la
huelga de ATEN a la pueblada de Cutral Có, Bs. As., El cielo por asalto /
El Fracaso, 2005. Ver también F. Aiziczon, «Neuquén como campo de protesta», en
O. Favaro (coord.), Sujetos sociales y
Política. Historia reciente de la norpatagonia argentina, Bs. As., CEHEPYC
–
[5] A. Petruccelli, Docentes y piqueteros, pág. 22. Desde el punto de vista sociológico “se puede decir que la contracultura tiene su núcleo entre los trabajadores asalariados y sus organizaciones sindicales (especialmente … entre los empleados públicos). Sin embargo … sólo una parte de los trabajadores sindicalizados –que a su vez son sólo una porción del total– forman parte de ella. También es indiscutible que no todos los sindicatos (o sus conducciones) pueden ser incluidos legítimamente. Finalmente, es indudable que muchos miembros de la contracultura no son asalariados: estudiantes, desocupados, cuentapropistas”. Ídem, pág. 22-23. Esta contracultura, desde luego, posee algunas claras limitaciones, que deben ser apreciadas para evaluar ponderadamente sus logros. La más notoria es su completa incapacidad para amenazar la hegemonía política del MPN. El hecho es que a lo largo de las décadas MPN y contracultura se han combatido obstinadamente, sin que el primero logre aniquilar o disminuir a una mínima expresión a la segunda, y sin que ésta haya logrado romper ni la hegemonía política del partido gobernante, ni las principales líneas de fuerza de la política institucional: el grueso de la oposición política se halla más próxima al MPN que a la contracultura.
[6] Durante la huelga de 2007 esta combinación de actividades autónomas y
lealtad sindical se manifestó en los impactantes “escraches”, que luego del
asesinato de Fuentealba constituyeron algunas de las acciones directas más
destacadas: fueron realizadas por fundamentalmente por maestras de ATEN, pero
no directamente por el sindicato. Posteriormente, la creación de
[7] Existe en Neuquén un pequeño sindicato de docentes privados (SADOP), de
muy escasa afiliación y presencia pública. En los hechos, ATEN hegemoniza la
vida político sindical de los trabajadores de la educación, hasta el punto que
durante la última huelga (2007), pese a pertenecer a
[8] Hay
también delegados; pero su importancia y su número ha variado mucho a lo largo
del tiempo. Muy importantes hasta fines de los noventa, llegaron casi a
desaparecer durante el primer lustro del siglo XXI. En los dos últimos años ha
crecido el número de los delegados, pero no así su importancia. En algunas
huelgas (1992, 1997 y 2003) surgieron también asambleas “distritales” o
reuniones por distrito, que sesionaban antes de las asambleas generales y, si
bien no eran resolutivas, sí acostumbraban organizar actividades de propaganda,
etc. Son complejas las razones por las que la influencia de los delegados o de
los “distritos” han variado a lo largo del tiempo. Aquí no puedo detenerme en
este punto.
[9] La mutual es MUTEN, una institución independiente de ATEN y que, significativamente, ha sido y sigue siendo dirigida por el sector “celeste”.
[10] Por supuesto, esto tiene toda la fuerza y toda la debilidad del “sentido común”: hace que ciertas ideas radicalizadas hayan sido asumidas y casi naturalizadas por amplios sectores -lo cual, si se lo compara con otros sitios, es todo un logro-; pero la inercia de este tipo de pensamiento puede convertirse en un lastre para pensar “más allá”. El riesgo de un “conservadurismo de izquierdas” es muy fuerte en ATEN, y se ve especialmente favorecido por la situación de resistencia a la que obligadamente se han visto sometidos los trabajadores desde hace años. Fundamental para resistir, este sentido común radical podría convertirse en un lastre al momento de abandonar las políticas de resistencia por orientaciones más ofensivas y constructivas.
[11] No se debe confundir esta agrupación local con las listas azules y
blancas de otros sitios, habitualmente vinculadas al Partido Comunista
Revolucionario.
[12] Hay
todavía otro sector, los “azules”, parcialmente desarticulado, de militantes de
larga trayectoria que hasta hace dos años formaron parte de las conducciones
provinciales en compañía de los actuales “azules y blancos”. Actualmente se han
acercado a los “naranjas”. Dirigen la seccional Cutral Có (segunda en
importancia) y codirigen Andacollo.
[13]
[14] Ver por
ejemplo M. E. Vaccarisi y A. M. Godoy, «El Estado-partido neuquino. Modos de
legitimación y políticas sociales», en O. Favaro (coord.), Sujetos sociales y política. Historia reciente de la norpatagonia
argentina, Bs. As., CEHEPYC –
[15] Quienes
han tenido la oportunidad de trabajar como docentes en Río Negro y en Neuquén,
casi invariablemente señalan la diferencia existente entre ambos colectivos
laborales en lo que hace a las preocupaciones pedagógicas y profesionales.
Aunque el establecer ponderadamente las causas de este fenómeno requeriría de
un estudio específico, cabe hipotetizar que las disímiles políticas estatales
han jugado un papel no menor.
[16] En
especialmente los industriales. También usualmente son más plurales y democráticos, incluso en comparación con otras organizaciones de empleados del Estado.
[17] Indicativo de la
beligerancia de ATEN, no menos que del carácter represivo de los distintos
gobiernos de Neuquén, es el hecho de que el magisterio neuquino, ya sea en conflictos
sectoriales o en acciones con otras organizaciones sociales, ha sido reprimido
por la policía provincial y por la gendarmería nacional, o atacado por fuerzas
“parapoliciales”, en 1997, 1999, 2001, 2003, 2006 y 2007 (en algunos de estos
años en dos o más oportunidades).
[18] La prueba más palpable de esto es el fracaso de todos los intentos por
crear un sindicato docente más conciliador o adicto al gobierno, como por
ejemplo
[19] El
Movimiento al Socialismo, de raíces trotskystas, fue entre los últimos años
ochenta y los primeros noventa la principal fuerza de la izquierda
revolucionaria argentina. En 1989 se convirtió en la tercera fuerza electoral,
al tiempo que consiguió la elección del primer diputado troskysta de América.
Su presencia en el movimiento sindical era significativa y estaba en ascenso.
En 1991, sin embargo, el partido sufrió una dura crisis interna, que lo llevó a
fragmentarse en innúmeras agrupaciones menores. Hoy en día sobrevive una
raquítica organización que conserva el nombre MAS, pero que no agrupa mas que a
una insignificante parte de la militancia de la otrora potente organización.
Los actuales Movimiento Socialista de los Trabajadores y
[20] Entre la abundante literatura crítica de las prácticas de la “vieja izquierda” se puede destacar a H. Tarcus, «La secta política», El Rodaballo, Nº 9, verano 1998-99; M. Mazzeo, ¿Qué no hacer?, Bs. As., Antropofagia, 2005; y E. Adamovsky, Más allá de la vieja izquierda, Bs. As., Prometeo, 2007.
[21] Por
supuesto, para la mirada ultraizquierdista de algunos partidos de izquierda,
indiferente por completo a los procesos y contextos históricos, no menos que a
lo que sucede en las “bases”, lo que hace ATEN es siempre poco. Lo que subyace
a esto es la preferencia elitista (más que propiamente vanguardista) por las
organizaciones de “pocos pero buenos”, en lugar de los movimientos de masas
“insuficientemente” (¿pero para quién?) radicalizados. Un ejemplo claro de esta
concepción a-histórica y elitista se encuentra en Juan Dal Maso y Esteban
Vedia, “Crítica del sindicalismo corporativo. Una polémica con la conducción de
ATEN y sus defensores”, Lucha de clases,
Segunda época, Nº 7, junio 2007.
[22] Integraron esa Directiva Jorge Salaburu -como Secretario General-,
máximo referente de la lista Blanca, hoy desaparecida, pero que ha formado una
gran cantidad de cuadros y militantes todavía activos; Marta Maffei, principal
dirigente de
[23] Aunque se pueden encontrar unos cuantos antecedentes algo más lejanos (Sierra Grande en 1990 o Senillosa en 1994), podemos decir que el primer corte de rutas que alcanza repercusión nacional es el de Cutral Có en 1996. Sin espacio para detenerme en ello, debo consignar que las relaciones de ATEN con los desocupados y los piqueteros son complejas, plagadas de luces y sombras, como muestran los sucesos de 1995 y 1997, sobre los que no me puedo detener aquí. Remito a Docentes y Piqueteros, op. cit., pág. 30 (nota 30), 112-15, y 137-40; y a «Las formas de protesta y organización de los trabajadores desocupados en la provincia de Neuquén», en D. Taranda, E. Mases y J. L. Bonifacio, La protesta social en Neuquén. Viejas y nuevas formas, Neuquén, EDUCO, 2007.
[24] Es importante destacar que no todos los piquetes o cortes de rutas tienen el mismo carácter. Algunos (como los de Cutral Có en 1996 y 1997 y el de ATEN en este último año) implican un bloqueo total o muy significativo a algún circuito económico, impidiendo la circulación de pasajeros y mercancías. Otros suponen tan sólo un trastorno, una demora al tráfico, como ocurre con los piquetes que alternan una o dos horas de corte con lapsos en los que se puede circular, o los cortes totales para los que, empero, existen caminos alternativos más o menos buenos o abundantes. No siempre los investigadores de las acciones piqueteras tienen esto en cuenta; lo cual es un error, porque se asimilan acciones de impacto real muy diferente. Del mismo modo, los piquetes pueden implicar distintos grados de aceptación o rechazo popular, así como muy disímiles cantidades de asistentes o modalidades de acción. En el caso de ATEN los piquetes han ido de algunos de varios miles de personas, a otros de unas cuantas; y han oscilados entre aquellos muy aceptados y hasta respaldados popularmente (como el Puente en 1997 y los piquetes en el “circuito petrolero” en 2006, en los que muchas veces bastaba que se viera una goma humeando para que los trabajadores petroleros -en clara solidaridad con las maestras- dieran por descontado que no se podía pasar), a otros muy impopulares. En los cortes de ATEN normalmente no se emplean encapuchados ni palos a la vista (como acostumbran muchos movimientos piqueteros): lo usual es que sean piquetes con mucha “conversación”; y la misma vista de una maestra jardinera acercándose para volantear, muchas veces (pero no todas) es suficiente para “ablandar” a los automovilistas más recalcitrantes.
[25] Ver Diario Río Negro,
ediciones del 31 de marzo y 20 de abril de 2006 (entre otras).
[26] El mismo
día en que se impuso en las elecciones de 2003, en las que fuera reelecto
gobernador, Sobisch dio la orden de desalojar los piquetes de ATEN instalados
en el puente carretero desde 11 días atrás. En 2005 infringiría una dura
derrota a los trabajadores de la salud, luego de un conflicto que, con
distintas modalidades, se extendió por casi nueve meses.
[27] Esta caminata, verdaderamente histórica, fue poco menos que sepultada por los trágicos sucesos que sobrevendrían.
[28] Y de
hecho uno ya ha sido escrito, Camino Vela y otros, Un conflicto social en el Neuquén de la confianza, Educo, 2007.
Desgraciadamente, esta obra carece de información de primera mano, de rigor
histórico y de perspicacia analítica. Para una crítica en clave satírica véase
«Intelectuales de poca monta a caballo de las luchas», El Cascotazo, año VI, Nº 22, 2007.
* Quisiera agradecer a los siguientes
compañeros y compañeras, que han leído borradores de este trabajo y me han
acercado críticas y comentarios: Julián Gindin, Juan Pablo Casiello, Ernesto
Hernández, Laura Latorre, Gabriela Méndez, Silvio Winderbaum, Jorge Toledo,
Cecilia González, Diego Genaro, Humberto Bas, Bruno Galli y Eduardo López.
Bibliografía
Aiziczon, Fernando,
“Neuquén como campo de protesta”, Sujetos
sociales y Política. Historia reciente de la norpatagonia argentina O.
Favaro (coord.). Buenos Aires: CEHEPYC –
Aiziczon, Fernando, La experiencia de los obreros de Cerámica Zanón, Neuquén, 1983-2002, Tesis de Licenciatura Universidad Nacional del Comahue. Neuquén, 2004.
Dal Maso, Juan y Vedia,
Esteban, “Crítica del sindicalismo corporativo. Una polémica con la conducción
de ATEN y sus defensores”, Lucha de
clases, Segunda época, Nº 7, Buenos ASires, junio 2007.
Etchenique, José, «El movimiento estudiantil universitario del Comahue (1970-1976)», Revista de Historia, Nº 9, Neuquén, noviembre-diciembre de 2001.
Taranda, Demetrio, Mases, Enrique y Bonifacio, José Luis, La protesta social en Neuquén. Viejas y nuevas formas. Neuquén: EDUCO, 2007.
Petruccelli, Ariel.
Docentes y piqueteros. De la huelga de
ATEN a la pueblada de Cutral Có. Buenos Aires, El cielo por asalto / El Fracaso,
2005.
Camino Vela y otros, Un conflicto social en el Neuquén de la confianza. Neuquén: EDUCO, 2007.
«Intelectuales de poca monta a caballo de las luchas», El Cascotazo, año VI, Nº 22, 2007.
Tarcus,
Horacio. “La secta política”, El
Rodaballo, Nº 9, Buenos Aires, verano 1998-99.
Mazzeo,
M, ¿Qué no hacer?. Buenos Aires:
Antropofagia, 2005.
Adamovsky,
E, Más allá de la vieja izquierda. Buenos
Aires: Prometeo, 2007.
Vaccarisi,
M. E. y A. M. Godoy. “El Estado-partido
neuquino. Modos de legitimación y políticas sociales”, Sujetos sociales y política. Historia reciente de la norpatagonia
argentina O. Favaro (coord.). Buenos Aires: CEHEPYC –