Un amor de Belgrano.
Un amor de Belgrano ¿Cómo contarlo al pobre Belgrano? ¿Con qué colores pintarle diez años de guerra y de infortunio? ¿Qué instante de su vida elegir para evocarlo mejor? Pongamos primero los de las efemérides escolares: los jubilosos de Tucumán y Salta; los nefastos de Vilcapugio y Ayohuma; los del rebelde que levanta una bandera propia para acelerar la marcha de la Historia. Pero sobre todo los del amante otoñal y olvidado que guerrea en el norte a la espera de que San Martín caiga sobre el Perú. En 1818 ya han muerto los sueños de revolución y la guerra civil entre porteños y provincianos ha desatado odios que van a prolongarse hasta hoy. Belgrano, que en Tucumán cuida la retaguardia de los guerrilleros de Güemes, impone una disciplina espartana: se acaban los bailes, las mujeres y la baraja. San Martín y Paz se asombran y lamentan la dureza de ese civil al que las circunstancias han hecho militar. Por las noches recorre las calles con una ordenanza e irrumpe disfrazado ...