Pitanza Nocturna




Pitanza Nocturna (Alameda Editorial, 2023) de Gonzalo Marrón puede leerse como una novela entre dos Novelas: de un lado estaría la Pitanza Nocturna escrita por Bruno (protagonista), y del otro una novela de tema familiar que se picotea y cuyo tratamiento se posterga, se esquiva.


Bruno vuelve a Buenos Aires, al departamento que alguna vez compartió con su hermano Hernán, pero resulta que Hernán no está, un viaje sanitario lo ha corrido de la escena. Esa primera noche un televisor cae desde el sexto piso, y Bruno conoce a Mariel —una joven oficinista que resume su alienación como un estar prendiendo y apagando días como fósforos—, también hace su aparición la banda Nicolasa Primitiva, y más tarde los recuerdos de Rocío. En esas coordenadas, de hallazgos citadinos, reminiscencias familiares, amorosas e intelectuales —cada tanto Bruno lee o evoca fragmentos de su propia Pitanza Nocturna— se irá construyendo la historia. Algunos de esos hallazgos se agotan en sí mismos, otros tienen consecuencias para la trama: el televisor destrozado nos lleva a Julieta, una fotógrafa integrante de un grupo de vanguardia llamado “Correspondentista” y furtiva lectora de Pitanza Nocturna.

El centro de la novela es la visita a la Casa del Arroyo, donde Bruno conjuga su pasado como estudiante de arquitectura con la promesa al padre. En esa visita se insinúa un círculo, en el que padre e hijo confluyen para de alguna manera cerrar el deambular bohemio de Bruno, y depositarlo en otra casa, la familiar, la de Remedios de Escalada.

La llegada de Hernán trae consigo las fantasías evasivas en torno a la novela de tema familiar, de la que Isabel, la madre, es la protagonista, con la huida del matrimonio como conflicto central. El último capítulo es un posible inicio de esa novela de tema familiar y un reinicio de Pitanza nocturna.

Todo este recorrido intersticial de novela entre novelas está imbuido —embutido— en una atención a la palabra, a las formas de nombrar, a la construcción de frases, propias de un escritor pleno de recursos
-escribe  Carlos Salgado.

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