Colonialismo, prácticas genocidas y violencias en el conflicto israelí-palestino

 Colonialismo, prácticas genocidas y violencias en el conflicto israelí-palestino


Las agresiones de militantes de Hamás de hace dos semanas a poblaciones israelíes sobre la frontera con la ciudad palestina de Gaza han generado un impacto mundial. Las expresiones de rechazo se han manifestado en diferentes lugares desde diferentes lugares del mundo. Rechazar a la violencia, en particular a la que se proyecta sobre la población civil constituye una acción tan legítima como necesaria. Empero, no dejar ser curioso la indignación selectiva de muchas instituciones y personas en el mundo occidental. No se trata de la primera situación de violencia sobre población civil que acontece en ese territorio, aunque por lo general los actores están invertidos: son las tropas y los servicios israelíes, inclusos los colonos que viven sobre territorios palestinos usurpados recientemente son quienes atacan a la población civil palestina.

Basta mencionar solamente dos hechos: entre diciembre del 2007 y enero del 2008, sólo en 22 días, el ejército israelí realizó numerosos ataques sobre la ciudad de Gaza, por tierra, mar y aire con la muerte de 1320 personas palestinas, de los cuales 900 eran civiles, en muchos casos menores, y dejando a 5300 personas heridas, muchas de gravedad, quiénes en la actualidad son personas discapacitadas, por las secuelas de las bombas de fósforo y de racimo utilizadas por los agresores israelíes. En comparación, del lado israelí habían muerto 11 personas, en su mayoría militares. La operación se denominó Plomo Fundido. Pocos años después, entre julio y agosto del 2014, la situación se agravó con un prolongado ataque de las tropas israelíes, ahora de 49 días, con un saldo de 2310 civiles gazatíes muertos, de los cuales 700 eran menores, y dejando a 10700 personas heridas, con las secuelas de mutilación y discapacidad como en la agresión anterior. En comparación, del lado israelí habían muerto 70 personas, en su mayoría militares. La operación se denominó Acantilado Poderoso. Como consecuencia de estos conflictos, actualmente existen 6000 presos palestinos en cárceles israelíes, la mayoría sin condena, sin acusación, sin juicio. Muchos de ellos eran niños al momento de su detención. 

El gobierno israelí, su ejército y otros actores sociales sionistas quedaron impunes tanto de los crímenes de las acciones genocidas en los ataques del 2008, 2014 y 2022, como también de los ataques criminales contra las flotas humanitarias que intentaron debilitar al bloqueo marítimo que sufre la región de Gaza. En ese tiempo, el gobierno sionista permitió la instalación de nuevos asentamientos de colonos judíos ortodoxos –más de 5000 familias- en el territorio palestino; avanzó en más de 800 km de un muro de contención, que con el pretexto de defender a estas colonias invasoras ha dividido a comunidades palestinas que habitan esos espacios desde hace siglos; y además ha avanzado en el control y racionamiento selectivo del sistema hídrico de la región.

Tratemos de analizar la desproporción entre víctimas de un lado y del otro, con el gran saldo entre la población palestina, y que además gran parte de las personas muertas son civiles, y en gran proporción infantes y adolescentes. Sin obviar, que por el tipo de armamento utilizado, muchas de esas infancias y jóvenes heridos, quedan mutilados, ciegos, discapacitadas, entre otras secuelas.

Sólo el heroísmo de la población de la Franja de Gaza y sus organizaciones consecuentes le muestran al mundo con su Resistencia que no se dejarán avasallar jamás y quiénes son los terroristas y criminales que asesinan a niños, mujeres y ancianos indefensos, bombardean casas, hospitales, mercados públicos y escuelas.

El propósito final de la expansión sionista es la limpieza étnica, la destrucción total del pueblo palestino, la desaparición completa de su identidad, de su historia, su cultura y la desaparición física masiva. Desde hace más de dos décadas que los palestinos intentan negociar con Israel la búsqueda de su estado nacional y sólo han recibido más colonos, bloqueos, muertes y un muro de separación que es cinco veces más largo que el Muro de Berlín.

            Esta matanza y esta política son intolerables desde el punto de vista ético y de las simples relaciones entre los seres humanos civilizados. La guerra contra los niños llevada a cabo por un ejército de un Estado terrorista con millares de soldados armados con las armas de destrucción más perfeccionadas no se justifica con los aberrantes y condenables pero aislados atentados terroristas de grupos reducidos a la desesperación y la rabia impotente. Estamos ante un despojo constante, desde 1948, a la población palestina y ante la violación constante desde ese entonces- por Israel- de las resoluciones de las Naciones Unidas y de las leyes internacionales, no ante “el derecho de Israel a defenderse” porque quien resiste al exterminio es el pueblo palestino. Estamos también ante la política de un Estado creado por el imperialismo, mantenido y armado por éste y cuya política agresiva es sostenida por Estados Unidos y sus aliados ex colonialistas en el marco de sus planes geopolíticos imperialistas en escala mundial.


Rolando Bel (Cátedra Libre de Estudios Palestinos Edward Said –FAHu-UNCo)

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