Medios, protestas y estigmatizaciones
Medios, protestas y estigmatizaciones
Los encuadres periodísticos discriminan a la hora de ponderar de una manera u otra la utilización del espacio público como escenario de la expresión democrática. El rechazo mediático y la estigmatización de las personas en situación de pobreza
Por Pablo Scatizza* y Roberto Samar**
La protesta y las movilizaciones forman parte de un
derecho fundamental. Es una manera de operativizar y hacer efectivo el
derecho de expresión, y por lo tanto es un componente esencial de la
democracia. Sin embargo, los encuadres periodísticos de los medios que
ocupan posiciones dominantes y las miradas varían en función de quienes hagan
uso del espacio público y de quienes ejerzan sus derechos.
“Caos en el tránsito” es el eje central de las coberturas
periodísticas cuando se movilizan los sectores empobrecidos de la sociedad. Con
una narrativa que subestima y silencia las voces de los protagonistas mientras
que estigmatiza a sus organizaciones: si alquilan un colectivo es cuestionado
por los movileros; si tienen un referente, se lo presenta como un puntero que
los manipula. Y en los últimos días, si se movilizan en transporte público, se
naturaliza que las fuerzas de seguridad los interroguen intentando criminalizar
el derecho a la protesta.
Parte del trasfondo de esto son las miradas
aporofóbicas presentes en la sociedad, y fortalecidas una y otra vez
por el discurso mediático. Que no es otra cosa más que el rechazo y desprecio
hacia las personas en situación de pobreza.
Estas miradas conviven con los discursos de la anti política,
la cual idealiza la imagen de una sociedad ordenada y sin conflictos. Pero ese
ideal es imposible y antidemocrático. Porque en toda la sociedad los conflictos
y disensos son inevitables. Son deseables, incluso, porque motorizan cambios.
Sin movilizaciones, sin protestas ni reclamos, no tendríamos
derechos laborales, ni voto secreto y universal, ni matrimonio igualitario, ni
las mujeres podrían decidir sobre sus cuerpos. Porque los derechos no son
dádivas que otorga el Estado, sino conquistas colectivas.
No por nada se trata de un derecho garantizado por la
propia Constitución Nacional en su artículo 14°, así como en
los tratados internacionales de Derechos Humanos que ha ratificado la República
Argentina que poseen jerarquía constitucional.
En la misma línea, el Observatorio de prácticas
comunicacionales sobre sindicatos, que funciona en la Defensoría del Público,
advirtió oportunamente que en la agenda mediática hay construcciones
discursivas negativas de la práctica sindical. En ese sentido, la mitad de
las noticias analizadas tenían por eje el impacto que la medida de fuerza tenía
en terceras personas, haciendo foco en la demonización de la acción gremial.
Como contrapunto a estos encuadres mediáticos, si quien
corta una ruta es “el campo” con grandes tractores y camionetas, o si sectores
de clase media avanzan con sus cacerolas marchando por una avenida, el reclamo
se vuelve automáticamente legítimo para esos medios de comunicación. Y no solo
para los medios: pudo verse el pasado 20 de diciembre, luego de la tan
cuestionada manifestación popular, perseguida simbólica y materialmente por el
gobierno nacional y desacreditada mediáticamente, que no sucedió lo mismo con
el cacerolazo que el mismo día se produjo luego del discurso por cadena
nacional del presidente Milei. A poco de finalizado el anuncio de su mega DNU,
decenas de miles de personas en todo el país salieron a manifestar su oposición
a tal medida, y en la ciudad de Buenos Aires se cortaron al tránsito no pocas
calles y avenidas principales, como la del propio Congreso Nacional. Pero el
gobierno no salió allí a aplicar su flamante Protocolo “antipiquetes”, ni las
coberturas periodísticas lo reclamaron. Quienes se manifestaron eran en su
mayoría sectores de clase media, no trabajadores empobrecidos o desocupados.
Una democracia más plena, también requiere una
comunicación que ponga en evidencia y cuestione los discursos estigmatizantes y
discriminatorios. Una comunicación que contribuya a visibilizar las miradas
de los sectores más vulnerabilizados, más precarizados; a los cuales la
posibilidad de expresar sus ideas, sus acciones y sus puntos de vista por lo
general se les veda.
Como sostuvo Malcolm X, si no estamos prevenidos ante los
medios de comunicación, estos nos harán amar al opresor y odiar al oprimido.
* Docente e investigador de la UNComahue. Integrante del
Comité Provincial para la Prevención de la Tortura de Neuquén
** Profesor de la UNRN. Integrante del Comité Provincial
para la Prevención de la Tortura de Neuquén