En defensa de la Educación Pública

 


Marchamos, nos movilizamos... Y aguante la universidad pública, caretas. Ayer fue un día donde se comulgaron reclamos plurianfibio, una demanda que pulsó un imaginario sellado de trapos multisectoriales traducidos en la consiga llevar un libro. Ese gesto tan anacrónico de portar talismanes como antorchas contra el odio del Capital, que es, a no dudarlo, indiscriminado, tuvo su efecto político. Incluso contra el narcisismo de esta época. Porque desde el mayo francés al cordobazo, los estudiantes han promovido, no puntos cero de la historia, claro, pero si virajes democráticos que perforaron las madejas fijas del sentido común. Hoy son la crueldad y su individuación favorita: el libertario.

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