LA VERDAD SINTÉTICA: DE LA REPRESIÓN POLICIAL A LA ESTAFA CRIPTO.
LA VERDAD SINTÉTICA: DE LA REPRESIÓN POLICIAL A LA ESTAFA CRIPTO.
A la luz de ciertos acontecimientos (diseminados en el mundo como si no tuvieran relación alguna, y que redundan en un Estadicidio legitimado), reflexionar sobre los modos de transmisión de la palabra puede resultar ingenuo. Lo sé; pero, puesto que la batalla también se libra en el terreno discursivo, quienes nos dedicamos al psicoanálisis no estamos exceptuados de intervenir —o, en todo caso, de ser cómplices con nuestro silencio y falta de acción.
Walter Benjamin, en su ensayo «El narrador» (1936), ofrece una primera clave para leer ciertas transformaciones que vienen teniendo lugar. Su texto nos recuerda que los modos de transmisión de la palabra fueron urdidos en ritmos tan lentos como los cambios que en cientos de milenios sufrió la superficie de la Tierra. Si bien Benjamin analiza la transmisión oral, la novela y la información, su marco conceptual permite pensar otros modos existentes en su época, como la poesía, y aquellos que estaban por venir, como la transmisión digital.
Estos diferentes modos de transmisión –oral, novelístico, poético, informativo y digital– coexisten en nuestra contemporaneidad. Sin embargo, tal convivencia no es pacífica: existen procesos de apropiación, donde un modo incorpora elementos de otro; de adaptación, donde las formas tradicionales modifican sus propiedades para subsistir; y de colisión, donde diferentes modos entran en conflicto y pueden llegar a anularse entre sí.
En la sesión del 10 de marzo de 1965, de «Problemas cruciales para el psicoanálisis», Lacan se levantó contra los analistas, a la manera anglosajona, que se alineaban con la teoría de la información, por lo que enunció: «El lenguaje no es un código, precisamente porque, en su menor enunciado, lleva consigo el sujeto presente en el enunciado. Todo el lenguaje, y más aún el que nos interesa, el de nuestro paciente, está inscrito, es bastante evidente, en un grosor que supera con creces al lineal, codificado, de la información.» Pero hoy, ante los acontecimientos que todos estamos experimentando, y pese a que la información no constituye el lenguaje del que adviene un sujeto, resulta perentorio reconocer su impacto en la subjetividad contemporánea.
La particularidad de nuestra época reside en la emergencia de un nuevo modo de transmisión que entra en conflicto directo con cualquier forma que implique la palabra encarnada: la transmisión digital o el estado viral de la palabra. Este modo, que encuentra su condición de posibilidad en la revolución electrónica y se potencia con la escritura algorítmica, no representa sólo una nueva tecnología de comunicación, sino una transformación radical en nuestra relación con el lenguaje, los cuerpos, la escucha y la verdad.
Toda verdad se compone, nunca es algo de lo que se parte, sino algo a lo que se llega. Pero hay modos y modos de composición de la verdad. La verdad digital, que emerge de esta nueva forma de transmisión, presenta características específicas que la distinguen de otros tipos de construcción. No se trata de una verdad que se alcanza a través del diálogo, el consenso o la investigación, sino de una producción semiótica que se autolegitima mediante su capacidad de reproducción exponencial. Esta verdad sintética opera como un «hype»: una promoción intensiva que busca provocar respuestas emocionales inmediatas en audiencias específicas.
La verdad sintética es una producción semiótica liberada al máximo posible de seres hablantes, que acopla engranajes tecnológicos a engranajes de carne; primero, a través de las milicias digitales, y luego, a través de mandíbulas autómatas desafiliadas del inconsciente. Su realización hasta la operatividad, depende de la estupefacción, la subyugación y la esclavitud de las poblaciones.
Para comprender el funcionamiento y la anatomía de la verdad digital, analizaremos dos casos interconectados: el caso de Fabricia, la niña de 10 años rociada con gas pimienta durante una protesta en Buenos Aires(1), y el caso de la criptomoneda $LIBRA, promovida fraudulentamente por el presidente Javier Milei. Este último caso ilustra, además, cómo la criptomoneda, en sí misma, puede ser considerada una hiperstición, es decir, una idea que, al ser creída y diseminada, se hace realidad. Pero, ¿qué es exactamente la hiperstición? No es una simple superstición, sino una «profecía autocumplida» impulsada por la tecnología y la cultura digital. No es serendipia ni presagio, sino una producción semiótica que se autolegitima por su reproducción exponencial, generando una verdad sintética o digital. Esta verdad, a diferencia de la verdad histórica freudiana (que surge de la experiencia subjetiva y colectiva, aunque deformada), se construye sobre la manipulación de los hechos empíricos y la amplificación algorítmica.
El caso Fabricia (la construcción):
Miércoles 11 de septiembre de 2024.
16:31 hs.: A siete minutos para que el oficialismo consiga los votos necesarios para confirmar el veto presidencial, la guardia de infantería de la Policía Federal recibe la orden de avanzar barriendo a los manifestantes de la avenida Rivadavia. A la altura de Rodríguez Peña y Callao, el oficial Cristian Rivaldi rocía gas pimienta en la cara de Fabricia, una nena de 10 años que está sentada en calle al lado de su madre durante la protesta.
16:36 hs.: Dos minutos antes de que la Cámara de Diputados deje firme el veto del presidente Javier Milei a la ley de reforma jubilatoria, Gabriel Palandri y Luciano Aguiló, desde la cuenta de X Los Herederos de Alberdi (@LHDA16), escriben: “Cárcel a los padres que van con criaturas”. El tuit alcanza las 37.700 reproducciones y 622 réplicas.
16:39 hs.: El usuario anónimo termo (@usdtermo), a quien siguen 142.300 personas, escribe: “Cómo vas a llevar a un nene pedazo de enferma”. El tuit tendrá 104.500 reproducciones y 785 réplicas.
16:43 hs.: La cuenta Agarra la Pala (@agarra_pala), con 196.600 seguidores e identidad no confirmada, insiste: “¿Y los padres dónde estaban? Llevaron criaturas a la marcha”. Ese tuit será leído 13.400 veces y replicado 228.
16:47 hs.: Daniel Parisini, @GordoDan_, uno de los trolls más pesados del mecanismo de construcción de la verdad sintética oficial, escribe: “Los kukas usan a sus nenes de escudo humano contra la policía. No hay nada más bajo en el escalafón humano que ser kuka”. El mensaje tendrá 112.100 vistas y 1.185 reposteos. El mismo, además, hace uso de un rumor que ya fue esparcido como reguero de pólvora en la época de la dictadura militar/civico/eclesiástica y que reproducía algo semejante respecto de personas pertenecientes a organizaciones de resistencia como Montoneros u otras.
Le siguen, en intervalos similares, un tuit de @therealbuni con casi 47.000 reproducciones, y el de mayor interacción, del streamer Mariano Pérez –@marianoperez912-, con 416.700.
18:23 hs: Después de que Amnistía Internacional repudió el episodio, la ministra Bullrich publica un tuit: “La responsabilidad de llevar a una nena de 10 años a una marcha rodeada de personas violentas es responsabilidad de esta madre irresponsable”. Su mensaje genera 2,4 millones de reproducciones y se comparte 6.000 veces.
18:46 hs: Javier Milei comparte el tuit de la Ministra.
En ciento treinta minutos, el mensaje escrito por dos pibes se ve al menos 3.131.400 veces hasta el reposteo del presidente de la Nación, y se replica en siete cuentas grandes de X.
Unos minutos después, el jefe de la Policía Federal, Alejandro Rollé, manda un video fake a la producción de las señales periodísticas TN y La Nación+, en el que supuestamente se ve a una mujer de chaleco naranja rociando algo en medio de un gentío. Los canales lo emiten sin chequear.
19:28 hs: @agarra_pala vuelve a tuitear: “Se cayó a pedazos otra opereta de los kirchneristas. Quisieron instalar que la policía reprimió a una nena de 10 años pero fue una manifestante que lanzó pimienta roja en polvo”. Su mensaje será visto 342.700 veces y compartido más de 3.000.
19:41 hs.: La cuenta anónima Hombre Gris (@hombregrisxd) culpa a “los piqueteros del [líder del Polo Obrero Eduardo] Belliboni” por la agresión. Pide “difundir a full”.
19:52 hs: Milei repostea un tuit del usuario @JMileiElecto que repite lo mismo.
19:56 hs.: El Gordo Dan aporta el suyo: “¿Vieron la nena de 10 años que los kukas llevaron a la marcha para usar de escudo humano con la policía y a la que le tiraron gas pimienta? Bueno, se confirmó que los que le tiraron gas pimienta fueron los mismos kukas”. Su posteo tendrá 881.000 vistas y 5.000 compartidas.
Esa noche, los periodistas afines al gobierno repiten la noticia y la secretaria de Seguridad, Alejandra Monteoliva, transforma la mentira en versión oficial: “Las imágenes se analizaron y no estaba la presencia de la policía en este momento. Evidentemente fue un gas que arrojaron estas personas que estaban en proximidad a ella”.
Un mes más tarde, citada por los diputados en el Congreso, la ministra Bullrich insistirá en que tienen pruebas que demuestran “cuadro por cuadro” la inocencia del agente. No las muestra porque, según lo que dice, fueron presentadas en el juzgado federal de María Servini, donde se investiga el ataque contra Fabricia. Sin embargo, ni siquiera la Comisión Provincial por la Memoria –el organismo denunciante– tiene acceso al expediente.
El caso $LIBRA (la hiperstición sintética en acción):
El caso de la criptomoneda $LIBRA, promovida por Javier Milei, se entrelaza con el de Fabricia como un ejemplo aún más descarnado de la verdad sintética y la hiperstición. Aquí, la conjuración algorítmica no solo distorsiona un hecho empírico (la agresión a Fabricia), sino que crea una realidad completamente hipersticional (la legitimidad y el valor de $LIBRA).
1. Creación de la Hiperstición: Un tuit de Milei presentaba el token $LIBRA como un impulsor de la economía argentina: «La Argentina liberal crece!!! Este proyecto privado se dedicará a incentivar el crecimiento… El mundo quiere invertir en la Argentina». Esta afirmación, carente de fundamento, fue la semilla de la hiperstición. Se asoció $LIBRA con ideas de progreso, sin importar su efectiva naturaleza.
2. Conjuración Algorítmica: El tuit de Milei, publicado minutos después de la creación del token, fue amplificado por una red de cuentas afines (Agustín Laje, Lilia Lemoine, etc.). La inclusión del contrato inteligente facilitó la compra impulsiva. La confirmación a Bloomberg de que el proyecto era «real» añadió una capa de (falsa) legitimidad. Esta difusión coordinada y acelerada, propia de la teleoplexia descrita por Nick Land (la compresión del tiempo y el espacio en instantáneas digitales), es la conjuración algorítmica en acción.
3. Mandíbulas Autómatas (y Portadores): Inversores, atraídos por la promesa de ganancias y confiando en la palabra del presidente, compraron $LIBRA. Actuaron como mandíbulas autómatas, y, a la vez, como portadores de la hiperstición, en el sentido que les da la CCRU: instancias desidentificadas que transportan la verdad sintética. Milei, en este caso, es el portador principal.
4. El «Rug Pull»: La rápida subida y el posterior desplome del precio de $LIBRA, causado por el retiro repentino de la liquidez por parte de los creadores («rug pull»), revela la naturaleza fraudulenta del proyecto. La hiperstición se derrumba, pero el daño ya está hecho.
5. Criptomoneda como Hiperstición: La criptomoneda ya opera bajo la lógica de la hiperstición: su valor depende de la creencia en su futuro inflada por la credibilidad del algoritmo. $LIBRA es una exacerbación de esto: una hiperstición donde la creencia fue manipulada con fines fraudulentos. No es solo especulación, sino una profecía autocumplida en su versión más cínica. Se diferencia de ficciones como el Necronomicón de Lovecraft, que requieren un pacto ficcional y una comunidad que las sostengan; la hiperstición sintética prescinde de esto, basándose en la velocidad y la manipulación algorítmica.
A través del espacio y el tiempo de las redes sociales, las fuerzas digitales del cielo cumplieron su cometido. La anatomía de la verdad sintética se desarrolló en tres fases, que se manifiestan de forma paralela en ambos casos:
Fase 1: El origen (el hecho empírico o la ficción inicial).
Caso Fabricia: El crimen inicial. El 11 de septiembre de 2024, durante una protesta frente al Congreso, un oficial de la Policía Federal roció gas pimienta en el rostro de Fabricia, una niña de 10 años. Este hecho concreto desencadenó la batalla discursiva.
Caso $LIBRA: La creación del token y la publicación del tuit inicial de Milei, presentando el proyecto como una inversión legítima y beneficiosa.
Fase 2: La activación de la maquinaria digital (la conjuración algorítmica).
Caso Fabricia: En menos de siete minutos después del incidente, comenzó a operar un mecanismo coordinado de construcción de una narrativa alternativa. Las cuentas @LHDA16, @usdtermo y @agarra_pala iniciaron una campaña que desplazó la atención del acto policial hacia una supuesta «irresponsabilidad materna». Esta narrativa se amplificó exponencialmente a través de una red de cuentas con gran cantidad de seguidores, y gracias a un contenido emocional infalible: la supuesta falta de una madre.
Caso $LIBRA: La rápida difusión del tuit de Milei, los retuits de sus seguidores, la inclusión del contrato inteligente y la falsa confirmación a Bloomberg. Esta conjuración algorítmica creó una sensación de urgencia y oportunidad, impulsando a los inversores a actuar rápidamente.
Fase 3: La oficialización/revelación (la imposición de un narrativa o la caída de la hiperstición).
Caso Fabricia: La intervención de funcionarios gubernamentales, incluyendo a la Ministra de Seguridad y al Presidente, legitimó la versión alternativa. La presentación de un video manipulado en medios masivos consolidó la verdad sintética, aunque contradecía la evidencia inicial.
Caso $LIBRA: Aunque no hubo una «oficialización» formal (más allá de los tuits de Milei), su participación como presidente y la amplificación en medios le dieron apariencia de legitimidad. El «rug pull» es la contraparte de la «oficialización»: mientras que en el caso Fabricia se intenta ocultar la verdad llamada material, en $LIBRA se revela la estafa, pero solo después de que la narrativa ha cumplido su función de atraer inversores.
Estos dos casos, aunque diferentes en su naturaleza, ilustran cómo la verdad digital no opera mediante los mecanismos tradicionales de construcción social de la realidad, sino a través de lo que podríamos denominar una conjuración algorítmica: una convocatoria a la existencia mediante la aceleración y reproducción exponencial de narrativas. Su efectividad depende menos de su veracidad que de su capacidad de generar estupefacción y adhesión inmediata.
Cada acto en la realización de la verdad digital es una acción beligerante en una guerra donde multitudes de hechos son movilizados por los poderes de una milicia digital puesta en marcha por arquitectos de un artefacto paraestatal pago pero también gratuito.
La verdad digital no es sólo un efecto secundario de la era algorítmica: es la más nueva de las letosas, utilizada a voluntad de los creadores de una subjetividad preformateada. Aquí es crucial distinguir entre la verdad material (los hechos empíricos) y la verdad histórica (la experiencia subjetiva y colectiva). La hiperstición sintética manipula la verdad material y erosiona la verdad histórica. A diferencia de las letosas tradicionales, la verdad digital opera con una velocidad y alcance sin precedentes, constituyéndose en un dispositivo de poder que requiere nuestra atención crítica y análisis. El caso $LIBRA, en particular, demuestra cómo la lógica de la hiperstición, inherente a las criptomonedas, puede ser explotada para fines nefastos.
Aún se desconoce la sanción jurídico-legal que recaerá sobre los responsables de este fraude orquestado con la criptomoneda $LIBRA. Sin embargo, lo que sí se evidencia es un giro en la trayectoria de la hiperstición. La fuerza del hype, utilizada para propulsar el engaño, ahora se revuelve contra su principal portador, Javier Milei, quien también funciona como sumidero donde se descarga aquello que amenaza la continuidad de este modo de producción de la verdad. La bala invierte su sentido, y aquel que pretendió instrumentalizar el lenguaje en su beneficio corre el riesgo de ser sepultado por «Eso» que anda solo, más allá de cualquier intención. Se podría decir, en un tono irónico: «Probar de tu propia medicina. Bienvenido a la determinación, Javito».
- nota publicada originalmente en EN EL MARGEN.Revista de psicoanálisis.
https://enelmargen.com/2025/01/30/la-verdad-sintetica-anatomia-de-una-conjuracion-algoritmica-por-helga-fernandez