El bombardeo del 55



 

Sobre las flores sucias de mi mantel de fajina, reposa este libro que me regaló Gaby Orwell hace una semana. Lo contuve en la mesa de luz hasta hoy. Quería leerlo hoy, que es 16 de junio. Y trata de aquel 16 de junio de 1955. Es un día en que a mí me resuena aquel epígrafe de la novela Dos veces junio, de Martin Kohan: "en junio murió Gardel, en junio bombardearon la Plaza. Junio es un mes doloroso para los argentinos" (pongo comillas en una cita que mi memoria ha transformado casi hasta volverla apócrifa, pero que más o menos así era).

Sobre las flores sucias de ese mantel hay un regalo lleno de dolor en la memoria. De cuerpos deshechos, de prólogo a una proscripción penosa. 

El dolor se vuelve un poco orgullo cuando se está del lado bombardeado de la historia y cuando se lee el nombre de uno de esos amigos que uno presume cada vez que puede: debe ser de las pocas veces que fui a la mitad del libro, derechito a buscar "Lluvia de flores", el relato escrito por Elumber Humber (Humberto Bas).

Y nada es casual en la memoria: las flores sucias de mi mantel agradecen las manchas de la comida compartida en esta casa. Y parecen decirme "lo que en verdad ensucia es la sangre". Ésto es lo que alcancé a pensar de apuro en estos días de nuevas proscripciones y bombardeos.

Seba Alegre.

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