¿Quién eras?
¿Quién eras?
¿Qué idea poderosa te hacía correr con zapatitos bajos, minifalda y un poste en la mano por las calles rosarinas? ¿Qué fuego estabas por prender?¿Qué mandatos tuviste que romper? ¿Qué expectativas defraudaste? ¿Qué destino marcado torciste?
Corrías furiosa, alegre, excitada. Corrías manija, sin saber del todo lo que puede una insistencia. Eras flama, masa gaseosa en combustión que sale hacia arriba de los cuerpos que arden y que desprende luz y calor.
Barricada, grito, revolución. ¿Nieta de quién? ¿Abuela ceniza? ¿Chispa que enciende?
¿A dónde corrías con semejante poste? Tan ágil, tan linda, tan suave, tan insurrecta.
Tan dispuesta a armar barricadas para frenar el avance. Tan dispuesta a poner el cuerpo como solo lo ponen ellas. Dispuesta a no negociar, a no claudicar, a ser arte de ese grito que no es todo el grito.
¿Qué te animaste a hacer a contramano de lo esperado, de lo aprendido?
¿Cuánto costó cargar ese poste, prender la fogata, bancar la madrugada?
¿Qué quemaron esas llamas? ¿Qué pasó con esas cenizas? ¿Que frenó esa barricada?
¿Te vieron correr a través de la vidriera de la Escuela de Peinados? ¿Qué pensarían de tu pelo suelto al viento? ¿Habrán querido atarlo, cortarlo, recogerlo, plancharlo, secarlo, sujetarlo para que no puedas avanzar? ¿Te vieron correr desde las ventanas, desde la calle de enfrente, desde la cámara de fotos? ¿Qué hicieron después de verte?
¿Tus compañeros que hablaban del Hombre Nuevo hablaban también de vos, hablaban de la mujer, de la mujer nueva? ¿Eras vos?
Todo estaba empezando, todo estaba a la vuelta de esa esquina. El amor, la militancia, la revolución. ¿Qué pasó después? ¿Qué te pasó después? ¿Sobreviviste a la cacería? ¿Con cuántas heridas? ¿Con cuántas ausencias? ¿Cuánto dolor?
¿Dónde están las barricadas hoy?
¿Qué cosas merecen hoy tu barricada?
