TIEMPO DE REVANCHA

 


TIEMPO DE REVANCHA, de Adolfo Aristarain.

En 1981, producida por Aries, se conoció Tiempo de revancha, la primera colaboración de Federico Luppi en las películas de Aristarain, haciendo del vasco Bengoa.
Se estrenó en una etapa de apertura de la dictadura, la parte blanda, cuando ya el trabajo sucio estaba hecho. A pesar de ser su película más politizada y de corte obrerista, pasó la censura sin problemas, puesto que no se hacía referencia directa al gobierno militar; lo que se critica en ella es al sistema capitalista.
Según Aristarain, las frases estaban invertidas: “un vasco cabeza dura no puede cambiar la historia”, lo cual quería decir “mucha gente cabeza dura puede cambiar la historia”.
El nudo de la historia tiene su orígen en un hecho real ocurrido en una filmación en Italia, en donde un actor aprovechó un accidente ocasionado en el rodaje para simular mutismo y hacerle juicio a la compañía.
En Tiempo de revancha aparece un nombre empresarial que se repite continuamente en la filmografía de Aristarain: Tulsaco. Esta empresa ficticia va tomando distintos rubros según la película, pero se utiliza para designar que el enemigo es siempre el mismo, el capitalismo, y que los recursos y medios de producción están injustamente concentrados en muy pocas manos.
El personaje de Rodolfo Ranni, cuando entrevista a Bengoa, despliega un concepto muy común que consiste en creer que un solo individuo, iniciado desde abajo, prácticamente desde la pobreza, es capaz, con esfuerzo, trabajo y osadía, construir una empresa líder.
Esta idea desconoce por completo que todos los avances y progresos en la historia se deben al conjunto de la sociedad que pone su empeño y dedicación en una tarea. Lo único que puede hacer un hombre solo es apropiarse de ese trabajo colectivo.
Al poco tiempo de haber comenzado el trabajo, ocurre uno de los tantos y previsibles incidentes laborales, en donde mueren dos trabajadores. La organización entre los compañeros para luchar no tiene quórum.
Cada uno trata de cuidarse a sí mismo. Los años de dictadura, persecución y represión surten efecto.
Entonces la lucha pasa por otro lado, ya no por la huelga, una utopía lejana en el horizonte; pasa por tocarles donde más les duele: el juicio laboral, no sólo para obtener un resarcimiento económico, sino para sacar a relucir todas las irregularidades, los disimulos, los procedimientos ilegales con los que la empresa se enriquece.
El método Bengoa, pergeñado por el personaje de Ulises Dumont, Bruno Di Toro, apellido que reutiliza siempre Aristarain, es más que sugestivo. ¿Se quiere a los obreros callados, sin chistar, sin quejas ni protestas? Bueno, perfecto.
Aristarain confiesa haber escrito el guión con mucha bronca.
La historia abarca el transcurso de un año, de la víspera de una navidad a la siguiente.

Video sobre el cine de ARISTARAIN https://youtu.be/1iDb8C6lGZo



Notas Destacadas