Recuperar la empatía en tiempos de crueldad

 



Recuperar la empatía en tiempos de crueldad

Circuló masivamente un video donde trabajadores de una estación de servicio, en “chiste”, golpeaban a una mujer y la tiraban en una bolsa. En Neuquén recientemente fue encontrado el cuerpo de una mujer en una cantera. ¿Hay una relación lineal y mecánica entre un hecho y otro? No. El video no golpeó realmente a la mujer. Pero hay una construcción cultural, una violencia simbólica, que se fortalece con los discursos machistas y misóginos que generan las condiciones de posibilidad de otras violencias.
Según la Ley de protección integral de las mujeres la violencia simbólica tiene lugar cuando “a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad”.
Unos días atrás, también en Neuquén, un juez de Familia, ordenó a Meta (WhatsApp) la supresión de los URL de videos íntimos y fotografías de contenido sexual de una mujer que habían sido compartidos sin su consentimiento. La orden se enmarca en la Ley 27.736, llamada “Ley Olimpia”, que incorpora la violencia contra mujeres en entornos digitales a la Ley 26.485 como una modalidad de violencia de género.
Hace poco más de una semana, a partir de los horribles femicidios de tres jóvenes, trascendió que las mujeres eran explotadas sexualmente. En nuestro país cientos de mujeres e identidades feminizadas en situación de pobreza son explotadas sexualmente. Personas que probablemente no desean estar en ese lugar.
¿Qué tienen en común estos hechos? Las violencias de los varones y la falta de empatía.
¿Somos todos femicidas los varones? No. Pero somos hijos y reproductores de la cultura patriarcal. Cuando integramos un grupo donde se comparten contenidos de una mujer sin su consentimiento, cuando consumimos cuerpos como objetos y cuando festejamos un chiste misógino, sostenemos y reproducimos violencias.
¿Hay una relación entre la crueldad, la exclusión y la falta de empatía?
Según la antropóloga Rita Segato, “estamos en una fase del capitalismo al que le interesa tener sujetos no sensibles, sin empatía. Y esta etapa, donde el enriquecimiento y la acumulación se dan por despojo, donde el mercado es global; en esta abolición de lo local, que es la abolición de las relaciones interpersonales, de la propia empatía; es necesario entrenar a los sujetos para esa distancia, para esa crueldad, para la no identificación de la posición del otro y la no relacionalidad. Esa pedagogía de la crueldad es funcional a esta fase del capital”.
Esta falta de empatía también se inscribe en una cultura digital - narcisista que hace de la violencia un espectáculo y de la humillación del otro o la otra un goce.
Para reducir las violencias de esta Argentina cruel necesitamos recuperar la capacidad de identificarnos con lo que les pasa a los demás y de esa manera cuestionar las bases de esta construcción cultural deshumanizante.
Frente a la pedagogía de la crueldad, la ternura puede ser una forma de resistencia. No una ternura ingenua o sentimental, sino una práctica política que nos devuelva la sensibilidad y el reconocimiento del otro y la otra. La ternura —como gesto ético y colectivo— es la posibilidad de reconstruir vínculos desde la empatía, de poner límites a la violencia y de volver a imaginar una sociedad más humana.
Roberto Samar

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