Lamen, o la poética del vértigo…


 Lamen, o la poética del vértigo…

-publicado originalmente 22 de febrero 2019-


Lamen…, sugerencia rayana a la imposición de una contemplación dessubjetivada.

Lamen… Lengüetazos desapacibles que suceden. Ciertos seres lamen y otros se dejan lamer. Infancia, helados, chupetines. Podríamos imaginar una escena pastoril… Vacas lengüeteando a sus crías. ¿Atentan nuestra estabilidad lamidas que no nos competen?

Descripción, distancia, denotación, estado nulo de emotividad.
Sin embargo, un simple trueque y se abre el pestillo de la puerta bajo los pies. La e por la a y Lamen deriva en Laman. La sugerencia contemplativa deviene en un imperativo de acción. A lamerla: laman, laman, laman…

No se trata de un procedimiento o de un recurso de efectos; es la manifestación de una poética cifrada en el vértigo; un modo lasquiano de descabalgar de las afirmaciones, de las lecturas por tradiciones y de las tradiciones. Como si no hubiera modo de salirse, sino de manera abrupta:
"Interior, dos ambientes, balcón francés
pulmón de edificio,
acurruco de palomas,
cornisa cuadrilátera
y abajo un montón de bicicletas
todas cagadas"

… enumeración. Descripción, distancia, denotación como en el título, y…;
"Maldito culo de ave…"

… se anuncia la Voz con una maldición. Maldito, maldicho, malbicho. Una maldición no a cualquiera, sino a un ave. Palomas. Ícono por antonomasia de la mitología cristiana… Y no al ave-paloma en general, sino a su culo; y no por el culo mismo, sino por lo que a través de él se manifiesta. Manifestación que se pliega a las leyes de la caída. Caída: primer componente del vértigo.
Y conviene aquí una definición de entrecasa: vértigo o la irrupción incesante de lo imprevisto, no es observar lo que cambia sino cambiar con lo observado.

El vértigo sacude no sólo a la mirada que acompaña la incesante modificación del punto de referencia de esa manifestación; al mismo tiempo sacude la experiencia a nivel imaginario. Un parpadeo incesante en el que aparece por momentos el espíritu santo y luego la paloma, luego el culo de la paloma convertida en una entidad -sino trina, bina- fundida en la imagen del mismísimo culo del espíritu santo manifestándose sobre las bicicletas. Maldito. Maldicho. Malbicho.

Y mientras la caída, y sus secuelas, la lectura pasa de un plano distante a un primerísimo; esa voz que toma por asalto la escena, clausura toda posibilidad de otra atención que no sea la maldición misma. Maldito culo…. La estabilidad, si ya no caduca, corre riesgo.

Se dirá que un enfisema no constituye historia, lo que es cierto; pero en la poética vertiginosa de Lasque, estos movimientos se manifiestan como vórtices en cada poema y a lo largo del poemario -sincrónica y diacrónicamente-. Se manifiestan como una invitación a transitar por caminos que parecen haber sido trazados por la voz y las premisas imaginistas del viejo Pound…
"Las calles,
las ciudades,
la gente,
los nuevos discos,
libros al filo de la frente,
arboledas,
lejanos ríos,
pantanos, mares y noches,
nadar de mujeres,
tigres, leones y pájaros,
culebras
anilladas en rojo, blanco
y negro,
las medias de Chacarita,
de los flamencos."

…. para deshacerse de él, y meterse-nos por los caminos donde el referente no se ofrece en su pulcra manifestación a la demanda de transparencia.

"Tentar la lengua y la forma,
texto-textura-tela,
piedra-papel
edificios y otras luces,
salitrosas escaleras y
mil trecientas 27
botellas diferentes."

Y en un soplo de renglón las ciudades se esfuman como tales – lo que nos dice que los tales nunca son sólo tales-, se vuelven sobre sí como articulaciones, sonidos, rumores, rítmicos escateos y resonancias internas de una percusión externa; en suma texto-textura-tela. Las calles / las ciudades / la gente / los nuevos discos están ahí por sus cualidades materiales, no referenciales. Otra vez se desmiente una insinuada forma de presencia; otra vez el desmontar abrupto de la invitación… y encontrarse en la lindera chacrita de los concretistas hermanos de Campos.

Y cuándo suponemos la ubicuidad conquistada -esa antropocéntrica inercia de los milenios -, y creemos que las coordenadas de tránsito serán la forma, la textura material del signo, nos encontramos con…
"Pelos en la rejilla del baño
donde también suceden arañas,
una tras otra,"

… y caemos de la textura del lenguaje por la textura de lo manifiesto, asido a la pelambre de esas arañas a la región oculta de lo reprimido, de lo inmanifiesto, o de lo real atisbable en la representación asintótica;
"Sombra
que preserva noches en bolsiqueo de monedas,
maniática
lengua de la culpa arrojada
como pucho humeante a rodar en las veredas,
emulsión
de sangre, bragueta
y ciudad que amanece
despacio y perversa,
ahorcada en la esquina,
colgada como un foco apiñado de insectos que
lamen
con lenguas de trapo los días"

… y transi(ta)dos por la experiencia de atravesar capaz telúricas de tradiciones poéticas, volvemos al desconcierto inicial, preparados para nuevo tumbos, y con la sospecha de que podría no darse; pues, si hay una condición de posibilidad del vértigo es la de escapar a lo previsible.

Y en esta analogía del caminar como lectura, es factible aún estirar el sentido vapuleado y plantear que transitar la poética de Lasque, desde los formatos de Ratón Blanco (2009) y Lizeta (2010), hasta el transfronterizo Lamen (2017), es andar sobre una colonia de témpanos a la deriva; cada necesidad de afirmación es el impulso que modifica la certeza y atenta contra el propósito. Quizá este intento de disección de su poética, esta caída en la provocación de esa voz que parece invitar a que se la aborde desde esa perspectiva, sea otra engañapichanga para escamotear el hecho de que a esa voz le importa un pepino los asuntos de las tradiciones ya que las tradiciones se leen constituidas no en la constitución…

¿Es Lamen el grano de arena en el dique de contención de los derrumbes…?

(Humberto Bas)

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