Bombardeo a Guernica

 


Guernica.

Un 26 de abril de 1937, la aviación de Alemania masacró a cientos de personas al bombardear la ciudad vasca, atacando por aire sin defensa alguna a una población civil, además de considerarse el bautismo de fuego de los aviones de la Legión Cóndor de la Alemania nazi. El objetivo generar el Terror y sembrar destrucción; y una potencia imperialista probando armas, tácticas y estrategias bélicas; es decir, el ataque tenía dos objetivos, bombardear para generar Terror y un experimento de Guerra.

Fue un laboratorio indefenso para los aviones nazis que comprobaron cómo podían en poco tiempo destrozar a su antojo una ciudad que era todo un símbolo para los vascos que defendían a la “joven” República Española. Guernica alberga el árbol –un viejo roble- en donde los reyes juraban respetar las libertades vascas y que es el símbolo más venerado por su gente. La libertad y la autonomía contra el fascismo monárquico.

Fue la crónica y relato de George Lowther Steer del Times y que fuera publicado también por el New York Times el que desencadenó la reacción de horror de la opinión pública mundial; el bombardeo, escribió "duró exactamente tres horas y cuarto, durante las cuales una poderosa flota de aviones alemanes de tres tipos de bombarderos Junkers y Heinkel no dejaron de descargar sobre la ciudad bombas de a partir de media tonelada". El dictador Franco había quedado tan impactado por la reacción y el repudio internacional, que inventó una explicación que mantuvo aceptación hasta los ’70: había sido incendiada por los propios vasos, “rojos separatistas” y mineros asturianos. Un invento absurdo que pocos creyeron.

"El incendio se produjo ayer y Aguirre (presidente de la república de Euzkadi -sic-) ha lanzado la mentira -infame- por que es delincuente común, de atribuir a la heroica y noble aviación de nuestro Ejército Nacional, ese crimen. Se puede probar en todo momento que la aviación nacional no voló a causa de la niebla [...] la España reconquistada por Franco, serena, tranquila, libre, feliz, junto al Ejército Nacional que vence al enemigo y reconstruye su patria [...] las hordas rojas asesinan, martirizan, incendian, destruyen, llevan caos por todas partes"

Fue el gobierno de la República quien le encargó en el año 1937 a Picasso que pintara una obra que reflejara lo ocurrido y no necesitó conocer el lugar. El gran artista percibió el dolor de una tragedia, transformándose en una de las telas más famosas del siglo XX, convirtiéndose en el reflejo del terror y el espanto. Como señaló Robert Hughes (crítico de arte australiano), el cuadro "es la invectiva más poderosa contra la violencia en el arte moderno, pero su inspiración no se debe del todo a la guerra: sus motivos –la mujer llorando, el caballo, el toro– habían estado presentes en la obra de Picasso durante años antes de que se juntaran en Guernica". Cuando se expuso en la Exposición Internacional de París Picasso expreso lo siguiente. “No lo hice yo, lo hicieron ustedes”, atribuyendo a los Alemanes la autoría de su Obra. Fueron ellos; el franquismo, el nazismo…


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