En defensa de la Educación Pública.

 


LA JOYA QUE NO SE TOCA

La Universidad Pública y Gratuita es de los pocos consensos que quedan del deshilachado proyecto nacional argentino. Ha sobrevivido a los embates de los gobiernos neoliberales. Desde aquel que prometió no dejar en el Estado “nada que deba ser del Estado” hasta el actual, pasando por aquél cuyo ministro fue sacado a patadas hasta por sus propios correligionarios cuando habló de arancelar. 

Más allá de aguerridas resistencias, una buena parte de la sociedad argentina ha estado dispuesta a soportar (y hasta aplaudir) la privatización de YPF, Aerolíneas, los trenes y demás, pero jamás aceptará renunciar a la gratuidad universitaria. Eso aparece como innegociable. Es vivido como la última garantía de movilidad social. Es la posibilidad de que la hija del señor Martínez sea hoy la ingeniera Martínez. Que el hijo de Marta, la de la despensa, sea el licenciado Roberti. Permite que haya un profesor Nahuelpan, que vendía diarios mientras estudiaba, y un licenciado Quispe, que trabajaba en un kiosco.

Mientras en el mundo, desde las usinas ideológicas del poder vuelven a agitarse tambores de guerra, mientras casi no hay gobierno que no haya aumentado sus “gastos de defensa”, en Argentina nos movilizamos por millares para mantener viva la Universidad Pública. (¿No es maravilloso este pueblo?)

Es la “joya de la abuela” que nadie medianamente sensato en Argentina está dispuesto a entregar. Una plataforma en la que pararse y empezar a reconstruir…

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