Querida Inés, hasta siempre
Inés Rigo de Ragni.
Mis primeras marchas del 24 de marzo me encontraron bajo el palo de alguna bandera ya lejana. Llegábamos al acto después de marchar y era casi folklórico: los empujones para ganar un espacio visible para nuestra bandera. Y era un folklore compartido por todos. Siempre un codazo, un empujón y a veces, algo más que eso.
A mí me daba risa, lo confieso. "Los carteles", decía. ¿Por qué decía "carteles", si eran banderas?
Hoy lo entiendo: nos mandaba bajar los "carteles" porque ella sabía que las banderas no se bajan nunca. Hasta la victoria, Inés.
-Seba Alegre-