Azucena Villaflor
En la Argentina las
dictaduras siempre tropezaron con organizaciones que luchaban y resistían; el
historiador Pablo Pozzi en su libro Oposición
obrera a la dictadura (1976-1982) es uno de los que sostiene que existieron
actividades de resistencia y oposición, acciones subterráneas, una cultura de
la resistencia que tuvo un papel protagónico en el debilitamiento del “Proceso
de Reorganización Nacional”. En este contexto, en abril del año 1977 surgen en
plena Dictadura, Las Madres de Plaza de Mayo, cuando 14 mujeres se reunieron
por primera vez frente a la casa Rosada, exigiendo información sobre sus hijas
e hijos que eran secuestradas y secuestrados. “Individualmente no vamos a
conseguir nada” habría dicho Azucena Villaflor. “Buscábamos respuestas y los
buscábamos a ellos”, recordó Mirta Acuña de Baravalle, otra de las
protagonistas de aquella ronda iniciática.
Pilar Calveiro en su
extraordinario libro; Poder y Desaparición. Los campos de concentración
en Argentina (2007) nos describe y explica la manera en que se
planificó, organizó y ejecutó, por ejemplo, el dispositivo de los campos de
detención y exterminio que funcionaron en todo el país, por los cuales pasaron
miles y miles de personas. Los perseguidos, las perseguidas, las víctimas,
iban a desaparecer. Eso era el terrorismo de Estado. Las Fuerzas Armadas se
dedicaron a la muerte clandestina en tiempos de “zonas liberada” La primera
ronda de Las Madres se realizó un sábado, el 30 de abril del año 1977 desafiando
el Estado de Sitio; a la semana siguiente se cambió el sábado por los jueves.
- “Caminen, circulen, no
se pueden quedar acá” exclamó la policía y Las Madres comenzaron a caminar y a
circular, a marchar y no se detuvieron jamás lo que es la organización de
derechos humanos más emblemática de la historia reciente de nuestro país. A la
ronda de los jueves, las movilizaciones y reclamos, en diciembre del año 1977 Las
Madres de Plaza de Mayo decidieron publicar una solicitada que tenía como título
“Solo
pedimos la Verdad” en el diario La Nación, suscripta, acompañada por
cientos y cientos de firmas de familiares que reclamaban por sus seres queridos
detenidos desaparecidos, fecha que coincidía además con el
día Internacional de los DDHH. Dos días antes, el 8 de diciembre comenzaba
una cacería de militantes, siendo detenidas-desaparecidas entre varias, Mary
Ponce de Bianco, Esther Ballestrino de Careaga junto a ocho personas más,
incluyendo la monja francesa Alice Domon. Pese a que el día 10 finalmente se
publica la solicitada, un grupo de tareas de la Armada que se movilizaban en
varios Ford Falcón, es detenida-desaparecida Azucena y trasladada al centro
clandestino de detención y tortura de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA),
donde ya estaban todos los secuestrados del día 8 de diciembre.
Antes de salir de su casa
para ir a comprar el diario Azucena le consultaba a su hija Cecilia:
-“Nena, ¿Qué querés
comer, carne o pescado?”.
-“Pescado, mamá”, contestó Cecilia, que nunca olvidó esa conversación mínima, íntima, la última que tuvo con su madre.
Finalmente, días más
tarde, entre el 17 al 18 de diciembre, Azucena, María Ponce de Bianco y Esther
Ballestrino de Careaga, las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet, junto
con el resto de los secuestrados en la Iglesia de la Santa Cruz, fueron subidos
a un vuelo de la muerte y arrojados vivos al mar en lo que fueron llamados
"los vuelos de la muerte"; metodología extrema y cruel en donde las víctimas
estaban en un estado de indefensión absoluta. El llamado "ángel
Rubio", el marino infiltrado Alfredo Astiz fue clave en los dispositivos
represivos desaparecedores que estamos haciendo mención,
transformándose en un personaje emblemático de la última dictadura.
“Cuando investigué para
mi libro entrevisté a muchas de sus compañeras de la primera hora y todas, sin
excepción, la elogiaron y resaltaron el papel fundamental que cumplió en esos
primeros tiempos”, señala el escritor Enrique Arrosagaray autor del libro
"Los Villaflor de Avellaneda". Azucena decía que las Madres
debían “llegar a ser cien, doscientas, mil madres, hasta que nos vean,
hasta que todos se enteren y el propio Videla se vea obligado a recibirnos”. Su
cuerpo fue encontrado en la costa de la provincia de Bs As como tantas y tantos
otros, identificado en el año 2005 por el equipo argentino de
antropología forense.
Este breve texto es un
homenaje imprescindible en tiempos de banalización del mal, para mantener en
alto una vez más las banderas de Memoria, Verdad y Justicia.