20 de Diciembre.
Eran momentos de radicalización política, de búsquedas de nuevos modos de organizarse y luchar y en los movimientos sociales emergentes, como los MTD, había mucho piberío. Sin embargo, ese día no fueron los movimientos los protagonistas, pero sus militancias tampoco fuimos ajenas. Ni en los días previos que fueron calentando el escenario ni en las luchas de calles de ese mismo 20 de diciembre de 2001 en el que, a las 19.45, tras 740 días de gobierno, De la Rúa presentó su renuncia a la presidencia de la Nación. A las 19.52, luego de la última foto en su despacho, se retiró en helicóptero, tal como Isabelita lo había hecho en 1976.
Qué cagazo/ Qué cagazo/ Echamos a De La Rúa/ Los hijos del Cordobazo…/ ¡Qué cagazo!
Las molotov que llevamos, en su mayoría no encendieron (las pelotitas de telgopor tenían por función adherir el fuego al asfalto, pero en exceso, anulaban la combustión); algunas gomeras se rompieron; los grupos organizados se desarmaron con facilidad y se volvieron a conformar muchas veces en el mismo día; con poca frecuencia, las voces de mando de nuestros grupos piqueteros de autodefensa pudieron ejercer su rol en medio del descontrol. Pero allí estábamos, resistiendo junto a nuestro pueblo, aportando a la revuelta.
Ese día aprendimos en unas horas mucho más de lo que habíamos aprendido en años. Aprendimos la importancia que tiene ser consecuentes con las ideas que se sostienen así como estar preparados para las sorpresas que la historia depara. Aprendimos que la consigna de “Dignidad” que llevábamos inscripta en las banderas de nuestros movimientos, era en verdad el símbolo de un compromiso con nuestro pueblo. Un compromiso que había que sostener en los momentos grises de una cotidianeidad adversa, pero también, en momentos como esos, cuando el tiempo se acelera. Momentos en los que la dignidad se mide en cada cuadra, en cada esquina, en cada barricada y en cada corrida: para atrás, huyendo de la Policía, pero también, para adelante, cuando es la Policía la que tiene miedo, se ve sobrepasada y es ella la que empieza a correr hacia atrás. Todo eso aprendimos aquel día, combatiendo en las calles de Buenos Aires, cuando había estallado la insurrección.
Ph: @Martin.pousthomis (El Francés)
TEXTO: extracto de mi libro 2001. Odisea en el Conurbano (historias de amor amistad, rock y militancia)- Indómita Luz, 2021.


