Astor Piazzolla

 Astor Piazzolla

Nacido el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires. Fue bandoneonista y compositor. “Dicen que no toco ningún tango y es verdad. Yo toco la música de Buenos Aires”, decía Astor Piazzolla.



"La música es el arte mas directo, entra por el oído y va al corazón."
Miserere Canyengue .✍
“Goteaban un absorto prestigio de glicinas las llagas de tu fuelle y el eco de un rosario tangueado eran tus pliegues cinchando en la barcina ternura de un milagro”
Horacio Ferrer escribe en María de Buenos Aires este verso para comenzar la contienda entre un Duende y un bandoneón, acusándolo del destino infausto de María. La música es de manos de Astor Piazzolla. Y el bandoneón también. Entonces uno se pregunta: ¿Qué culpa le cabe a esas negras alas que se abren revelando los pliegues rojos hechos mitad de sangre, mitad de aliento?
El bandoneón de Piazzolla tuvo culpas ancestrales. Y esas culpas se parecen a las culpas de los seres enormes que siempre engendran reparaciones descomunales, tan descomunales que exceden a la acusación mediocre que se les ha formulado. ¿Tuvo culpa de no ser tango? No: fue autor de una revolución musical de la que muy pocos pudieran jactarse. ¿Era engreído? No: era Piazzolla. Era en sí mismo una categoría, una escuela, una ética y una estética del ser. Si no me cree, escuche la Suite Troileana y después hablamos. No quiero decir nada más. Piazzolla no necesita ni apologistas ni detractores. No los necesita por la sencilla razón de ser Piazzolla.
Seba Alegre -archivo Viento del Sur-

Un poema de Horacio Ferrer
Mi viejo Piazzolla, mi mágico Astor,
tocá con las teclas de mi corazón.
Vivir fue tu más honda melodía
y el júbilo de Dios al darte el genio.
Y vos te diste a muerte, con la angustia
de un toro fantaseando en el misterio.
La burla del mañana se ilumina
zampándole diez lunas a tus dedos
y un ángel y un demonio en contrapunto
la zurda te gatillan de oro y fuego.
Mi viejo Piazzolla, oh, mágico Astor,
tocá con las teclas de mi corazón.
Con qué insolencia heróica nos salvaste
del pozo de los sordos y los necios,
inmortalmente joven, retobado
tu testamento fue como otro estreno.
En un café irreal de cualquier mundo
tu sombra viva sigue componiendo
y el alba desnudita de mil noches
te escucha con su asombro de concierto.
Mi viejo Piazzolla, oh, mágico Astor,
tocá con las teclas de mi corazón.
Tu bruja Buenos Aires goza y dice:
"Te amo, Astor, mi Mozart milonguero",
y allá, en las azoteas de tus tangos,
entorna tus dos manos con un beso.
Te haré una misa rea y una orgía
de música y de lágrimas por dentro,
al ver tu ser sinfónico caído
tocar el bandoneón, de pié, en los cielos.
Mi viejo Piazzolla, oh, mágico Astor,
tocá con las teclas de mi gran dolor.



Chango Spasiuk -Libertango-

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