“Huevos” Zas
Si hay dos o tres discos que transmiten claramente el espíritu del “como entraremos a la democracia” en Argentina en 1983, uno de ellos es este. Tal vez el que más.
Hoy cumple 42 años “Huevos”, el segundo disco de la agrupación Zas que ya venía con el nombre de Miguel Mateos/Zas, proyecto que en el transcurso de los siguientes dos discos ya iba a pasar a llamarse simplemente Miguel Mateos.
“Huevos” es la expresión de un cantautor (Mateos) que durante su primera juventud vivió dos cosas muy puntuales: una en lo social, la dictadura cívico militar, con todos sus oprobios y totalitarismos; la otra fue el ser parte de la segunda generación del rock nacional, la que tuvo que plantar la bandera del “¡aquí estoy!” frente a los popes establecidos como Charly, Spinetta o Pappo. Pues bien este disco es un resumen perfecto de ambas cosas.
En “Huevos” hay consignas que eran el espíritu de época, sabíamos que veníamos de una era oscura, por eso el tema “Huevos” es una canción psicoanalítica y al hueso que -con la metáfora cruda de un padre violento con su hija- refleja de donde venía la Argentina, como también lo reflejaba “Extra Extra”; o de manera más directa y callejera “Un Gato en La Ciudad”; o en plan perfecta lectura política con ese temazo que cierra el disco, que es “Exilio en París”. Todo eso en tanto el pasado y presente de 1983, pero también estaba el futuro, lo que se venía, y para eso la canción más perfecta desde la proyección de positiva para una primavera democrática que se venía es “Su, me robaste todo”, que termina con ese verso alentador que dice “Oh Su, Mambrú se va a pasar al club de los que aman la libertad. Tan solo libertad ¡Oh Su!” (Su era la Argentina, por supuesto).
El resto del disco incluye bellas canciones hedonistas que te pueden pasear por romances sexis, como “Mi Máquina de Volar” o “Mujer Sin Ley”, que prefiguran esa cosa que estaba dispuesta a vivir la juventud argentina tras siete años de oscurantismo, aquello que tan bien iba a cantar ese mismo año Federico Moura con esto de “a la vida hay que hacerle el amor” que tiraba en “El Agujero Interior”.
Producido por el mismo Miguel Mateos con pocos recursos, pero con excelentes ideas de lo que cada canción pedía, el disco aun hoy suena fresco. La formación es un lujo: él mismo en teclados y voces, Pablo Guyot (que también aportó su canción/sarcasmo “Bobby Moto”) en violas, Fernando Lupano en bajo y coros y Alejandro Mateos -hermano de Miguel- en baterías y coros.
Rock/Pop excelente como banda sonora para una primavera democrática. La portada lo anuncia (fotaza de Rubén Andon con diseño gráfico de Gogo Husso), porque en ella la banda se ve en la noche, pero viviendo la calle, como que son felices en la nocturnidad, super informales en sus vestimentas y relajadísimos. Y atrás -señoras y señores- el amanecer asoma.
Ojalá escuchemos hoy este disco, 42 años de democracia en vigencia, y podamos embuirnos de aquel espíritu de alegría consciente por vivir la libertad no ya como consigna vacía, sino como derecho inclaudicable frente a los autoritarismos.
¡Feliz cumple al Huevos!
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